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domingo, 17 de febrero de 2013

El rural pontevedrés se enfrenta a una ola migratoria ante la ausencia de oportunidades para los jóvenes, excepto en Barro, la excepción que confirma la regla.

La excepción que confirma la regla, en este caso, es Barro. Su alcalde, José Antonio Landín Eirín, explicaba ayer que el municipio se mantiene ajeno a la pérdida de población joven. Su saldo vegetativo es positivo (se produjeron 21 nacimientos más que muertes en 2011). 

Quizá la cercanía y las buenas comunicaciones con Pontevedra, la conexión con la autopista y sobre todo la creación del polígono industrial de Barro-Meis sean la clave para explicar este fenómeno.

En ayuntamientos como Campo Lameiro, Cotobade, A Lama o Cuntis apenas uno de cada diez habitantes tiene menos de 20 años - Los alcaldes insisten en que la creación de empleo es la única fórmula para fijar población



Los concellos del rural pontevedrés viven con preocupación un fenómeno que hace tiempo que no se producía como es el de la emigración. Son muchos los jóvenes que están cogiendo las maletas ante la falta de oportunidades en el tejido empresarial pontevedrés, pero la situación se agudiza en algunos municipios del interior de la comarca en los que el envejecimiento de la población crece a pasos agigantados. Hay municipios, como A Lama, Cotobade, Cuntis, o Campo Lameiro, en los que los datos del IGE muestran que el número de jóvenes menores de veinte años que residen en el término municipal supera por muy poco el 10%. Por contra, la población mayor de 65 años sigue creciendo y en algunos de estos concellos como Campo Lameiro supera ya el 30%, cinco puntos más que hace diez años. En Cotobade se sitúa en el 28% y en A Lama también está por encima del 30%. El saldo vegetativo en ambos concellos es negativo ya que solo Poio, Pontevedra, Barro, Marín y Moraña tuvieron más nacimientos que defunciones según los últimos datos disponibles en el IGE.

Los alcaldes y la oposición de estas localidades no son ajenos a este proceso y señalan a la ausencia de empleo como principal causa de la fuga de sus jóvenes a la ciudad. "Este es un problema que comparte todo el interior de Galicia y que tiene una solución que no es fácil", señala Julio Sayáns, alcalde de Campo Lameiro. Allí el padrón de habitantes sigue en descenso y la natalidad es muy baja. "Nadie debe pensar que el campo se está quedando vacío por falta de comidades, aquí tienen los mismos servicios que en Pontevedra, lo que buscan en realidad es cercanía con sus puestos de trabajo", explica. La baja actividad económica es la clave: "nosotros tenemos un polígono industrial pero la actual situación económica y financiera no permite que nadie se ponga a edificar e instalarse en él".

De igual forma se manifiesta Antonio Penas, alcalde de Cuntis. "Está claro que Cuntis no es ajeno al despoblamiento que está viviendo todo el rural, estamos perdiendo población", explica. Coincide en que la dificultad para generar puestos de trabajo es la principal causa de este "éxodo sobre todo de personas jóvenes cara otros pueblos". Por ello, tiene la esperanza puesta en que se solventen los problemas que arrastra el polígono de A Ran desde hace un cuarto de siglo y que se apoye desde las instituciones iniciativas como la que pretende instalar una fábrica de caucho en la villa.

Con todo, los alcaldes no se quedan ahí y tanto Sayáns como Pena apuestan por medidas para evitar que continúe la sangría. Potenciar los recursos específicos con los que cuenta cada concello es una alternativa. Por ejemplo, en Campo Lameiro esperan que el sector forestal pueda contribuir a crear nuevos puestos de trabajo con la aplicación del nuevo certificado de calidad de la madera. En Cuntis el gobierno local está elaborando un plan con una serie de medidas con el objetivo de fijar población en el municipio.

También desde la oposición de los concellos del interior se ve a la falta de empleo como principal problema. Andrés Díaz, portavoz del PSOE en Ponte Caldelas, señala que la crisis ha dejado "prácticamente desierto el polígono industrial de Ponte Caldelas" y que el comercio local está en declive con el cierre de un establecimiento cada mes. De esta forma asegura que "las únicas fuentes de actividad económica del municipio se secan y se desvanecen las oportunidades laborales para los más jóvenes".

Andrés Díaz explica que en Ponte Caldelas se vivió además una problemática especial que motivó la emigración de la gente joven desde esta localidad hacia Pontevedra. La ausencia de un PXOM provocó que el suelo para construir fuera escaso y que los precios del terrenos se disparasen "hasta el punto de que hace cinco años un piso aquí valía lo mismo que en Arcade o en Pontevedra y los jóvenes apostaron por fijar sus residencias en esas localidades".

Las perspectivas tampoco son nada buenas en A Lama un municipio que perdió el 50% de su población menor de 19 años en las últimas dos décadas.

La excepción que confirma la regla, en este caso, es Barro. Su alcalde, José Antonio Landín Eirín, explicaba ayer que el municipio se mantiene ajeno a la pérdida de población joven. Su saldo vegetativo es positivo (se produjeron 21 nacimientos más que muertes en 2011). Quizá la cercanía y las buenas comunicaciones con Pontevedra, la conexión con la autopista y sobre todo la creación del polígono industrial de Barro-Meis sean la clave para explicar este fenómeno.

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