La provincia de Pontevedra sufría uno de sus peores jornadas en materia de incendios forestales. Más de cincuenta focos devoraban los montes. El más importante fue el que tuvo lugar en el famoso monte de Castrove, lugar en el que confluyen los concellos de Poio, Meis, Pontevedra y Barro.
Según contaba este periódico, las inmediaciones de la capital eran un auténtico infierno durante aquel domingo. Diversos focos surgieron de improviso, por lo que los servicios de ICONA unieron fuerzas con los vecinos para luchar contra las llamas.
El humo espeso y el olor a madera quemada se apoderaron de la capital durante los días posteriores. Finalmente, fue sofocado sin más pérdidas que las materiales.
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