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martes, 24 de marzo de 2020

Curro: ¿Gasolina? No; pan, café y tabaco

Las ventas de productos de alimentación se disparan frente a la caída de las de combustible en las estaciones de servicio



Las gasolineras hace tiempo que han dejado de ser meras expendedoras de combustible. Además de llenar el depósito, los clientes pueden comprar allí una barra de pan, un kilo de naranjas, prensa, el cupón de la Once y hasta un suvernir. Estos establecimientos a pie de carretera han sustituido a las antiguas tiendas y tabernas del mundo rural, esas que nunca cerraban y siempre estaban a mano para sacarte de un apuro. En estos tiempos de alarma nacional por el coronavirus, las estaciones de servicio se han convertido en los nuevos Corte Inglés de aldea.
En las gasolineras de Carbaherma SL. de Curro (Barro) y Caleiro (Vilanova) nunca habían despachado tantos cafés, eso sí, todos para llevar, porque en la tienda no se puede consumir debido a las restricciones sanitarias. Otros de los productos estrella estos días son el tabaco, el pan y el embutido. A falta de bares y cafeterías, muchas personas que salen a trabajar y no han ido el supermercado encuentran en las gasolineras la única solución para arreglar la comida del día, aunque sea con un bocadillo y unas bolsas de aperitivos. La cerveza y los refrescos también vuelan y las chocolatinas o cualquier otra chuchería son un buen recurso para endulzar la jornada.
En los establecimientos de la comarca se constata una mayor presencia de transportistas, que encuentran en las estaciones de servicio pequeños refugios donde proveerse de lo básico. También en el aseo. La gente se esmera más que nunca en la higiene, lo cual provoca que el papel de la bobina situado al lado de los surtidores, el papel de los lavabos y el consumo de agua caliente se haya disparado en la última semana, según informa el personal.
¿Y los trabajadores?
¿Y cómo afrontan los trabajadores esta situación? Hay un poco de todo. Algunas gasolineras, caso de la de San Roque (Vilagarcía) o la de A Cabana (Cambados), han implantado el autoservicio, de manera que ahora toca ponerse los guantes y coger la manguera para llenar el depósito.
En otras, como la de Caleiro, el personal sigue sirviendo al cliente, lo cual obliga a esmerarse a la hora de tomar precauciones. Los trabajadores guardan las distancias recomendadas, pero entre la clientela se dan situaciones de todo tipo; hay desde conductores que amagan hacia su derecha a la hora de entregar las llaves por la ventanilla a los que siguen saliendo del coche para controlar el surtidor y se arriman más de la cuenta al pagar en mano. Se impone el uso de la tarjeta frente al dinero en metálico y ver a la gente provista de mascarilla y guantes ya no sorprende a nadie. Algunos trabajadores comentan que faltan medidas de protección y, de hecho, se les puede ver atendiendo al público sin mascarilla porque no hay manera de conseguirlas. Como el personal sanitario y del ramo de la alimentación, el de las gasolineras es un sector especialmente expuesto, de ahí que muchas estaciones de servicio hayan optado por bajar la reja o la persiana para impedir el acceso a la tienda. Las que la tienen, recurren a la ventanilla para servir al público, y otras han instalado una mampara en el mostrador para evitar contagios.
Crece el trabajo
La alarma por el COVID-19 ha hecho aumentar el trabajo en tienda frente a la atención sobre el asfalto. Es lógico, a menos tráfico menos demanda de combustible. El profesor que solía parar a repostar o a comprar chicles está ahora en su casa y tampoco salen los papás a llevar al niño al partido o el torneo de turno. La paralización de la Liga y demás competiciones también está afectando, porque los desplazamientos del fin de semana han descendido y apenas se vende ya prensa deportiva.
Y, mientras, los precios del combustible siguen bajando. En el Alcampo de Vilagarcía, por ejemplo, anuncian el gasoil a 0,99 euros el litro. Pero claro, ni con esas.
¿Hay miedo?. «Yo cada vez tengo más, con mis padres en casa y estando aquí todo el día con gente..., claro que hay miedo», explica una trabajadora. Y sigue cumpliendo con su deber. Como todos los héroes anónimos que descubrimos estos días.
Los transportistas encuentran
en las estaciones
de servicio pequeños refugios
Los conductores, en muchos casos, tienen que encargarse de llenar su depósito

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2020/03/20/gasolina-pan-cafe-tabaco/0003_202003A20C2996.htm

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