Las máquinas trabajan a buen ritmo en las inmediaciones de la parroquia de A Canicouva, parte del tramo entre Vilaboa y A Ermida
Como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga, y la situación de sequía extrema que atraviesa la comarca por la falta de lluvias durante el verano ha servido para que una de las obras que acumula un mayor retraso de cuantas están pendientes en el entorno de Pontevedra tome impulso.
Así, en las últimas semanas se han producido avances significativos en los trabajos de la autovía A-57, la futura circunvalación que evitará el paso por la ciudad de Pontevedra en una vía de alta capacidad sin pasar por caja (salvo que se aplique el anunciado pago en las autovías), uniendo el Sur del municipio con la AP-9 en Curro (Barro).
Las obras
Las obras se hallan en la actualidad en el entorno de A Canicouva, en las inmediaciones del espacio natural de A Fracha, como parte del tramo conocido como Vilaboa-A Ermida, para el que los Presupuestos Generales del Estado reservaron unos 23 millones de euros para el presente año 2022.
El Concello de Pontevedra pidió en su día al Ministerio de Transportes que estos trabajos tengan el mínimo impacto posible para los vecinos de la citada parroquia de A Canicouva.
Para este año, además de la inversión prevista en el tramo que unirá en un futuro Vilaboa y la parte alta de Marcón, el Ministerio reservó sendas partidas de 100.000 euros para los avances precisos de cara a los dos tramos que restarían para completar la circunvalación: A Ermida-Pilarteiros y Pilarteiros-Curro, donde concluirá el vial.
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