Una carretera para no dejar de echar pestes (sobre todo con lluvia)

El vial de Pontevedra a Vilagarcía, la carretera convencional con más tráfico de la provincia, es un caos constante. Pero en mañanas como la de hoy se convierte, directamente, en pesadilla

Pontevedra y Vilagarcía, la segunda y la tercera ciudad de la provincia de Pontevedra, están a menos de treinta kilómetros. Pero cuando uno coge el coche a las ocho de la mañana, en un día lluvioso como el de hoy, desde la capital arousana para circular hasta la urbe del Lérez tiende a pensar que, en realidad, Vilagarcía y Pontevedra están a años luz una de la otra. La PO-531, la carretera autonómica con más tráfico de la provincia, no da más de sí. No lo da nunca, con coches y camiones pululando por todas partes. Pero mucho menos en los días lluviosos, donde todo parece ir mucho más lento.
Saliendo de Vilagarcía, los primeros kilómetros son de relativa calma. A las ocho y pico de la mañana no hay demasiado tráfico ni en Baión ni en Vilanoviña ni tampoco en las cercanías de Curro. El conductor todavía va relajado y aún puede pararse a reflexionar sobre ese esperpento de asfalto que hay en Curro. El macronudo que nunca llegó a unir nada porque la supuesta autovía que iba a hacerse entre Pontevedra y Vilagarcía quedó sobre el papel o también ese tramo de carretera muerto que ahora se ha teñido de verde hierba, en el que podrían llegar a pastar unas vacas.

La cosa se complica llegando a Pontevedra. En A Devesa, Alba o Campañó las caravanas ya empiezan a ser una constante. Hoy había que esperar unos cuantos minutos para lograr avanzar. Las nuevas rotondas que hizo la Xunta en sitios como Barro, seguramente, cumplen el objetivo de mejorar la seguridad de los peatones en un vial con alta siniestrabilidad en el pasado. Pero al tráfico no le han dado demasiada fluidez. O, al menos, atascos sigue habiendo día tras día. Menos mal que unos viveros que hay a orillas del vial compiten con Abel Caballero en cuanto a luces y, al menos, los pasajeros pueden entretenerse con el lucerío mientras permanecen en el atasco.

Al llegar a Pontevedra, si al conductor se le ocurre ir hacia el puente de A Barca, que se arme de paciencia. Porque, entonces, tendrá más atascos. Poco antes de las 9.00, hora de entrada a los colegios, el número de peatones y coches en el viaducto es de órdago. 
Finalmente, la terrible comprobación. Sí. Ha pasado prácticamente una hora desde que el conductor salió de Vilagarcía hasta que llegó meter el coche en la urbe del Lérez a primera hora de este día de lluvia constante. Eran las 8.07 cuando salió y las 9.03 cuando llegó. El tiempo que le llevó luego aparcar en la Boa Vila mejor no contabilizarlo. Eso, en realidad, es ya otra historia.

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2019/12/13/carretera-dejar-echar-pestes-sobre-lluvia/00031576225095902480685.htm