Con una población oficial de 188.360 habitantes, el descenso se produce en nueve de los catorce concellos y solo cuatro pueden presumir de tener más vecinos que doce meses atrás. Se trata de Pontevedra y Poio, dos territorios que históricamente resisten con cierta fortaleza la crisis demográfica de Galicia, y Caldas de Reis y Barro. En el primer caso, la cabecera de la comarca del Umia gana 35 vecinos en un año, pero aún no logra superar la barrera de los 10.000 habitantes que sí rebasaba hace una década. Por su parte, Barro tiene 17 residentes más que en 2018. A su vez, Poio supera por vez primera los 17.000 habitantes al recibir 147 altas a lo largo del año, el mayor porcentaje de crecimiento de toda la comarca. Por su parte, Pontevedra gana 131 vecinos y llega a 82.802 personas.
Entre los territorios con pérdida de población se reafirma el fenómeno ya histórico de descensos en el interior de la provincia. Así ocurre en Cuntis, Moraña, Portas, A Lama, Campo Lameiro y Ponte Caldelas, que en apenas un año han visto como su censo caída en unas 300 personas, pero que supera las 2.500 en la última década. El envejecimiento de la población, que se deriva en un mayor número de defunciones, junto con una fuerte caída de la natalidad, implica una ausencia de relevo generacional que tampoco se ve compensado por la emigración, ya que son muy pocos los que se trasladan a vivir a esos municipios.
https://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2019/02/10/padron-nueve-municipios/2049131.html
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