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sábado, 9 de julio de 2022

Se busca al gamberro al que se le metieron entre ceja y ceja las instalaciones de lujo de la parroquia de Curro


La red del campo de fútbol parroquial, cortada por algún vándalo.
La red del campo de fútbol parroquial, cortada por algún vándalo. Cedidas por la Comunidad de Montes de Curro

En el concello de Barro hay un lugar donde la comunidad de montes invirtió bien el dinero ganado en expropiaciones y ahora cuenta con servicios de órdago. Uno o varios vándalos atentan contra ellos


A tiro de piedra de la ciudad de Pontevedra y también de Vilagarcía, la parroquia de Curro (en el municipio pontevedrés de Barro) es ese paraíso con el que muchos sueñan en Galicia (y en otras muchas partes): la maravillosa tranquilidad del rural gallego maridada con unos servicios punteros, mucho mejores que los de buena parte de los barrios urbanos.


¿Cómo se logra semejante cosa? Porque en Curro hay una comunidad de montes que en su día ganó una cantidad considerable de dinero con unas expropiaciones (alrededor de seis millones de euros), los invirtió bien, lo cual todavía aumentó más los fondos, y poco a poco fue construyendo unos servicios de lujo para los vecinos. Eso se traduce en que tienen, para una parroquia de 250 familias, una piscina que en invierno es climatizada y en verano se descapota, campo de fútbol, canchas de tenis o ludoteca infantil gratuita. Pues hay un o varios gamberros empeñados en alterar la plácida vida del lugar. Como dice el presidente de los comuneros, Miguel Maquieira, «son pequenas chorradas, pero que custan cartos e que desgustan a todos». Así que han decidido ponerle coto. 

El dispensador de gel que también fue pasto de una fechoría.
El dispensador de gel que también fue pasto de una fechoría. Cedidas por la Comunidad de Montes de Curro

El o los gamberros comenzaron por los cuartos de baño de las instalaciones deportivas. Allí, quemaron los dispensadores de geles o el secamanos. Y todavía tuvieron tiempo para una fechoría más gorda: «Atrancaron un váter de tal maneira que houbo que facer unha obra e custou 400 euros», señala Maquieira. 

Los comuneros, responsables de unas instalaciones que se miman al milímetro (lo cual es una de las razones de su éxito) fueron pasando esas gamberradas por alto sin hacerle demasiado caso, pensando que al gracioso de turno se le pasarían las ganas de seguir acometiéndolas. Pero no ha sido así. Hace unos días se toparon una de las redes del campo de fútbol rota; cortada en rectángulo. No tiene sentido que se hiciese ese agujero porque las instalaciones están abiertas y se puede pasar sin problema al campo, que solo permanece bajo llave a partir de la medianoche, cuando un cierre automático bloquea la entrada. Aún así, rompieron la red. Y, ahí sí, los comuneros decidieron actuar: van a instalar de forma inmediata un sistema de cámaras y vigilancia para evitar más disgustos. Puede, por tanto, que al gamberro o gamberros les puede salir caro seguir haciendo fechorías.

 

La piscina de la parroquia, climatizada en invierno y descapotable en verano.
La piscina de la parroquia, climatizada en invierno y descapotable en verano. Cedida por la comunidad de montes de Curro

Al margen de esta cuestión, el verano discurre en Curro con los servicios habituales. Hay que recordar que solo con residir en la parroquia se tiene derecho a ser comunero. Allí viven unas 250 familias, que pueden disfrutar de la piscina o las instalaciones deportivas. Para los niños hay un servicio de ludoteca gratuito y escuelas deportivas


https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2022/07/07/busca-gamberro-metieron-ceja-ceja-instalaciones-lujo-parroquia-curro/00031657184593022348736.htm

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