Grandes cristaleras realzan la estructura ahora destinada al esparcimiento
El pasado siempre deja una huella, con ruinas de casas u hórreos por muchos lugares de Galicia. Pero hay personas que deciden darles una nueva oportunidad, como hizo Eduardo Argibay con el hórreo de su casa. Así, este agente inmobiliario con residencia en Curro, en Barro, tomó la decisión de reconvertir este hórreo de su jardín y darle una un nuevo destino.
«Esta casa donde vivo yo ahora era de mis abuelos maternos, fallecieron, fui arreglando la huerta poco a poco y ahora me quedaba el hórreo, que estaba hecho polvo», relata Argibay. Con mucho esmero, lo transformó en un espacio dedicado al ocio y a la relajación, un lugar en el que poder leer o disfrutar de una copa con los amigos.
La reforma llevó casi cuatro meses, con alrededor de 7.000 euros de inversión en una obra en la que trabajó el propio Argibay, que aprovechó su experiencia en el mundo de la construcción. Junto a un carpintero, vació y modificó el interior del hórreo, respetando siempre su estructura de piedra. Así, puso suelo y techos de madera, colocó muebles y añadió el elemento que más destaca y que es muy inusual en un hórreo: cristaleras.
El gesto tuvo una bonita reacción en la madre de Eduardo. «Cuando lo vio, llevó una sorpresa enorme. Se puso a llorar de alegría, porque si lo viesen sus padres, que son los que vivían aquí, quedarían súper contentos por no dejarlo abandonado», cuenta este vecino de Curro, que gracias a esta iniciativa, puede disfrutar de este espacio tan especial y simbólico
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2021/07/27/horreo-curro-convertido-lugar-ocio/0003_202107P27C5993.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario