Benito Oubiña es funcionario del Concello de Cambados, pero esa no es su única profesión. Esa es la remunerada. Tiene otra que le gusta mucho más y de la no vive. Al menos no económicamente. A él lo que le motiva es cantar. Lo lleva haciendo toda la vida, pero ahora lo hace a todas horas y acude tanto a casas particulares, residencias o al parque de A Barosa. Su única intención es animar. «En la pandemia vi que la gente estaba tan triste que empecé a ir por ahí a cantar para animarla. Y ahora estoy enganchado», apunta el cambadés, que últimamente es habitual verlo en A Barosa, Barro. «Para cantar solo necesito un altavoz y mi voz, así puedo estar horas», explica. En su repertorio todo tiene cabida, incluso las peticiones de quienes lo escuchan.
Julio Iglesias es uno de sus cantantes fetiches, pero también canta de Marco Antonio Solís o Víctor Fernández. «Soy un chico muy romántico y eso es el tipo de música que más canto», apunta. Antes actuaba solo el fin de semana, pero últimamente ya no puede parar. Es habitual verlo junto a las mesas del bar de A Barosa interpretando algún bolero: «El hostelero quiere que vaya porque atraigo a mucha gente». Este es su primera parada, la siguiente espera que sea el programa televisivo Got Talent.
Su popularidad va creciendo por el boca a boca. Es popular entre las placeras del Mercado de Cambados, a las que anima muchas tardes, pero también en el chiringuito que está en la entrada de la Ruta del agua. «Lo mejor de esto es ver como le gusta a la gente, como durante unos minutos se olvidan de lo que está pasando, de la pandemia y de sus problemas», subraya Oubiña, que no solo canta en las Rías Baixas, sino que también está probando suerte en las calles de Madrid, siempre que el trabajo se lo permite. Benito ya es conocido como el Julio Iglesias de Cambados. «A mí el dinero me da igual, yo solo canto por pasión. No paro ni cuando estoy en casa», señala Benito, que reconoce con humor que cuando falta a la plaza, «las placeras ya me echan de menos».
Él se toma la vida con alegría y muchas dosis de música. Y si no se sabe la canción no hay problema. Le basta ayudarse del móvil para seguir la letra y ya está la fiesta hecha. Tantas que en su casa es habitual que el altavoz esté en el jardín y su voz resuene por el barrio. Empezó con la pandemia, pero ahora «estoy tan enchufado» que no piensa apagar el micrófono nunca más.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2021/07/02/julio-iglesias-rias-baixas-canta-olvidar-pandemia/00031625220016561613848.htm
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