Raquel y Alberto son los dueños de una vivienda que quedó arrasada por las llamas en Barro. Él tira de optimismo y señala: «É un pau duro, pero hai que ser positivos porque outros están peor»
Raquel y Alberto, una pareja de Barro de 34 y 35 años, abrazaron un sueño el pasado mes de mayo: compraron una vivienda antigua, del año 1917, con la ilusión de restaurarla e irse a vivir allí. Ahora residen muy cerca, en un piso en San Antoniño, el casco urbano de su municipio y su objetivo era trasladarse a Agudelo, el lugar donde adquirieron ese inmueble, para criar a sus hijas en la aldea. Cuenta Alberto, que trabaja como pintor y poniendo pladur, que desde que firmaron la compra no dejaron de hacer cosas en la vivienda. «Non contratamos a ninguén, todo o fumos facendo nós. Iamos pouco a pouco, estabamos reparando sobre todo un cuberto para logo seguir co resto», dice. El domingo, amanecieron con la pesadilla de que esa casa en la que habían depositado sus ilusiones quedó arrasada por las llamas.
A Alberto le cuesta entender cómo sucedieron las cosas. El sábado, como tantas otras veces, estuvieron en la casa hasta bien entrada la noche. Él se marchó sobre las 22.30 horas, después de trabajar en el encintado de un muro. Señala que un vecino todavía salió más tarde de una casa próxima, sobre la una de la madrugada, y no vio nada sorprendente en la vivienda de Alberto y Raquel. Sin embargo, en plena madrugada, Alberto saltó de la cama porque le llamaron para decirle que su inmueble estaba en llamas. Dice que tardó en asimilar el escenario que se encontró: «Ardeunos toda a casa, incluso tamén un tractor que tiñamos dentro, que se derreteu. Non tiñamos seguro porque aínda a estabamos arranxando, aínda non había nada que asegurar dentro», indica con pesar.
Dice que las paredes de piedra resistieron bastante bien el envite del fuego. Pero las partes de ladrillo quedaron muy afectadas. Lo que más miedo le da a Alberto es que la estructura acabe colapsando: «As paredes agora mesmo están no aire, hai que poñerse canto antes a asegurar todo», indica. De momento, el inmueble está precintado a la espera de que la policía judicial lo revise. Alberto no sabe por qué se inició el incendio. La hipótesis del cortocircuito se le antoja difícil porque solo tenían un portalámparas y el tractor, donde se podía originar el foco, se ve claramente que se derritió, pero que no fue el punto inicial. Tira de prudencia y señala: «Non podo dicir as causas porque non as sei».
Reconoce Alberto que desde el domingo viven una pesadilla. Pero no es hombre de lamentos. Así que sentencia: «Ardeunos a casa e é un pau duro, pero hai que ser positivos, que outros están bastante peor». Y sonríe.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2021/10/20/span-langglardeunos-casa-non-tinamos-seguro-estabamos-ainda-arranxandoaspan/0003_202110P20C5991.htm
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