Cascadas como las de Barosa o Segade reciben a numerosos curiosos que disfrutan con la fuerza que exhiben por su gran caudal
Parece que de aquí a final de año Pontevedra
va a poder disfrutar al fin de un poco de sol. O cuando menos la lluvia
no a a ser tan persistente como en los últimos tres meses. Según los
datos de MeteoGalicia, entre octubre y diciembre ya ha llovido más que
en todo el resto del año junto y la estación de Campolongo, en la ciudad
del Lérez, suma ya más de mil litros por metro cuadrado (concretamente
1.021) entre octubre y diciembre.
Había
que remontarse cuando menos hasta 2016 para encontrar unas
acumulaciones de agua tan grandes en dos meses seguidos y el pasado
noviembre batió el récord en cuanto a días de lluvia, con un total de
29. Así las cosas, los ríos bajan con un
caudal muy elevado y, ahora que parece que los niveles están ya
volviendo a la normalidad (todavía se mantiene la alerta por posibles
desbordamientos en algunos cauces) es posible también disfrutar de
algunos parajes fluviales que con la acumulación de agua se muestran en
su máximo esplendor. En la comarca de Pontevedra hay varias "fervenzas" o
cascadas que estos días, y con el cauce de los ríos ya más controlado,
están volviendo a ser visitadas por los vecinos y turistas para poder
admirarlas en su máximo esplendor. Así, por ejemplo, las cascadas del río Barosa en Barro traían ayer un importante caudal que se convertían en un espectáculo digno de ver.
Igualmente
sucedía en la cascada de Segade. Al lado de la vieja fábrica de la luz,
muchos aprovechaban para fotografiarse con la fervenza, que bajaba con
un gran caudal y fuerza. Además,
en la primera el descenso del cauce fluvial ya permite disfrutar de
este espacio natural sin peligro de mojarse y el temporal y la crecida
ha respetado mínimamente los accesos y el paseo fluvial que están
situados justo en la parte inferior de la cascada. No
ocurre lo mismo en Segade. El acceso desde la carretera está bastante
practicable, pero puede resultar complicado para personas con movilidad
reducida, dado que la lluvia ha creado grandes surcos en el camino que
pueden resultar complicados de atravesar. Aunque
estas son las más conocidas en la comarca, hay más fervenzas en la
zona. Por ejemplo, las de As Laxes de Rebón, en Moraña, o las del río
Oitavén, en A Lama.
No obstante, si se visitan todos estos parajes hay que tener precaución
dado que los paseos fluviales pueden estar dañados por las crecidas y
la Xunta todavía mantiene los cauces fluviales bajo vigilancia dado que
bajan todavía bastante crecidos. Pero
las lluvias también han servido para cambiar o mejorar la imagen a
otros espacios naturales. Es el caso del Lago Castiñeiras.La joya del
parque de Cotorredondo hace menos de dos años que languidecía debido a
las escasas precipitaciones y a las filtraciones en el vaso de esta
laguna. Las actuaciones llevadas a cabo por el Concello de Marín
han permitido recuperar este espacio, sellando estas fugas. Las
precipitaciones de las últimas semanas han completado el trabajo y ahora
este espacio vuelve a mostrarse con gran esplendor. La
única nota negativa es que el temporal de viento arreció con fuerza en
Castiñeiras y hay una zona en la que todavía se pueden apreciar grandes
árboles que han sido arrancados de cuajo.
Futuro ENIL
El
lago espera poder contar en breve con mayor protección, dado que la
intención del gobierno local marinense es que sea declarado ENIL
(Espacio Natural de Interés Local). Una figura que además permitiría
optar a ayudas para su mantenimiento y mejora. Otros
espacios, como el Pontillón de O Castro, están también a rebosar
después de tres meses que sumaron un total de 62 días de lluvia.
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