La Consellería de Benestar, en colaboración con los
Servizos Sociais del Concello de Barro, garantizarán el bienestar de las
dos huérfanas del crimen que, a principios de esta semana, sacudió a
este municipio. Por los pronto, las dos adolescentes permanecen en casa
de un familiar. En un primer momento, de las mismas se hicieron cargos
los padrinos de una de las hermanas, si bien, en la actualidad, no ha
trascendido si permanecen en esta misma vivienda o se han trasladado a
la de otros parientes.
Se espera que, transcurrido un tiempo, algún
familiar dé los primeros pasos para formalizar esta situación. El
procedimiento general conlleva el acudir a la jurisdicción civil
solicitando la adopción o la tutela de los menores. Normalmente, antes
de que se complete este proceso, los jueces suelen optar por otorgar, en
un primer momento, la custodia.
En todo caso, el acogimiento puede ser por parte
de lo que se denomina familia extensa -los propios parientes de las
niñas- o por parte de personas ajenas al entorno familiar. Las fuentes
consultadas precisaron, asimismo, que la Xunta también intervendría en
aquellos supuestos en los que los menores quedasen en una situación de
potencial desamparo o desprotección. En este marco, la legislación
prevé, incluso, que la Administración autonómica asuma su tutela.
En principio, y ya en el caso concreto de las
hijas de Mónica Lorenzo y Daniel Carballal, sus allegados mostraron su
confianza en que, en última instancia, será un familiar directo el que
asuma su tutela. En todo caso, estas mismas fuentes confirmaron que
tanto una técnico de los Servizos Sociais de Barro como un psicólogo ya
se han entrevistado con las pequeñas, así como se ha dado cuenta a la
fiscalía especial de protección al menor y a personas incapacitadas de
Vigo.
Un homicidio que conmocionó a todo un pueblo
Decenas de mensajes de pésame han aparecido en el muro de Facebook de Mónica Lorenzo
La muerte a manos de su marido de Mónica Lorenzo López
el pasado lunes conmocionó a buena parte de la sociedad de Barro. Aunque
nacida en Marín, esta mujer de 38 años era muy conocida y querida en el
municipio por su trabajo en el autobús escolar, pero también porque era
una seguidora incondicional del equipo de fútbol sala en el que jugaba
una de sus hijas. De hecho, esta afición le llevó a ser una de las
personas que mostró públicamente su indignación por el hecho de que el
pabellón permaneciese cerrado obligando al equipo de su hija a entrenar
en la calle.
Prueba del cariño que despertaba Mónica entre sus
vecinos y allegados son las decenas de mensajes que, en los últimos
días, han aparecido en su muro de Facebook.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2014/08/28/xunta-sigue-situacion-huerfanas-crimen-barro/0003_201408P28C1991.htm
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