Las playas ya no están de moda, di hola a tu poza favorita.
Tiempo de lectura 5 minutos
¿Quieres darte los últimos y refrescantes baños del verano en un entorno inigualable y con una panorámica de infarto?Pues entonces dirígete en dirección contraria a la costa de Galicia. Porque esta vez el paraíso está en el interior.
Lo dicho: déjate llevar por la aventura, y di adiós a la rutina y a las largas caravanas de vuelta a casa. Porque estas piscinas están hechas para un domingo en el que la playa es la última opción.
Años y años de erosión dejaron un lugar maravilloso para disfrutar de la naturaleza en su estado más puro y salvaje en As Mestas, Ourense.
Lo mejor de las pozas de Melón es perderse por el bosque recorriendo unos senderos muy bien cuidados y poder disfrutar a solas de sus aguas cristalinas. Gracias a esto y a la temperatura ideal del agua no lo pensarás ni dos veces para lanzarte.
Si te da pereza caminar este kilómetro de pozas y altos pequeños,
siempre puedes quedarte en la entrada, donde empieza la ruta y donde
está ubicada la piscina más grande, con toboganes de piedra incluidos.
2. CASCADA 'CORGA DA FECHA' EN EL RÍO CALDO, OURENSE: LAS MIL Y UNA POZAS DEL XURÉS
De un salto nos vamos a la Baixa Limia, a la Serra do Xurés, a una de las cascadas más bonitas de Galicia, la que rompe el río Caldo, y no ¡no es agua caliente!
En pleno Parque Natural, te encontrarás la cascada Corga da Fecha, el sitio ideal si lo que estás buscando es intimidad. El lugar es famoso por sus mil y una pozas y las panorámicas del Valle del Río Caldo y de la sierra de Santa Eufemia. Además, caminar por las aldeas de los alrededores y tomarte una cervecita por un precio irrisorio, es mandatory.
Si vas solo, no te inquietes, porque en algunas de sus infinitas pozas, ya tocando Portugal, tendrás compañía. Unas vacas pequeñas muy majas, con grandes cuernos que campan a sus anchas por las piscinas naturales. Parece un mito, pero no lo es.
3. POZAS DE MOUGÁS EN OIA, PONTEVEDRA: VISITA OBLIGADA
De un salto nos vamos a la Baixa Limia, a la Serra do Xurés, a una de las cascadas más bonitas de Galicia, la que rompe el río Caldo, y no ¡no es agua caliente!
En pleno Parque Natural, te encontrarás la cascada Corga da Fecha, el sitio ideal si lo que estás buscando es intimidad. El lugar es famoso por sus mil y una pozas y las panorámicas del Valle del Río Caldo y de la sierra de Santa Eufemia. Además, caminar por las aldeas de los alrededores y tomarte una cervecita por un precio irrisorio, es mandatory.
Si vas solo, no te inquietes, porque en algunas de sus infinitas pozas, ya tocando Portugal, tendrás compañía. Unas vacas pequeñas muy majas, con grandes cuernos que campan a sus anchas por las piscinas naturales. Parece un mito, pero no lo es.
Oia, en el Baixo Miño, guarda entre sus encantos las pozas de Mougás. Gracias a las cascadas y pozas, Mougás esconde un paseo increíble, con chapuzón incluido, en la Serra da Groba. Lo malo de éstas es que son muy conocidas y cada vez hay más gente, especialmente en pleno verano. Si todavía estás por Galicia, éste es el momento.
Si quieres algo más de tranquilidad tendrás que conducir un corto tramo de 15 km y así bañarte con calma en las pozas de Loureza. Y ya que estás, aprovecha tu viaje para visitar el monasterio marítimo de Santa María de Oia y el Sobreiral de Faro, el bosque mediterráneo más occidental de Europa.
Si te has olvidado el bañador, no te preocupes: ambas pozas son nudistas.
4. POZA DA MOURA EN DOMAIO, PONTEVEDRA: LAS AGUAS CURATIVAS DE LEYENDA
Esta piscina natural se encuentra muy cerca de la localidad de Domaio y de su campo de golf. Llegar es complicado, pero si sigues la ruta de los molinos, ésta te llevará directamente hasta la poza del río Muíños.
Además de sus aguas curativas (eso dicen los viejos del lugar), puedes contemplar la ría de Vigo y el puente de Rande desde una perspectiva increíble. Te retamos a llegar hasta allí y disfrutar en soledad de este espléndido paraje con un sendero, un puente de madera sobre el río y cómo no, los míticos molinos de agua.
Si quieres algo más de tranquilidad tendrás que conducir un corto tramo de 15 km y así bañarte con calma en las pozas de Loureza. Y ya que estás, aprovecha tu viaje para visitar el monasterio marítimo de Santa María de Oia y el Sobreiral de Faro, el bosque mediterráneo más occidental de Europa.
Si te has olvidado el bañador, no te preocupes: ambas pozas son nudistas.
Esta piscina natural se encuentra muy cerca de la localidad de Domaio y de su campo de golf. Llegar es complicado, pero si sigues la ruta de los molinos, ésta te llevará directamente hasta la poza del río Muíños.
Además de sus aguas curativas (eso dicen los viejos del lugar), puedes contemplar la ría de Vigo y el puente de Rande desde una perspectiva increíble. Te retamos a llegar hasta allí y disfrutar en soledad de este espléndido paraje con un sendero, un puente de madera sobre el río y cómo no, los míticos molinos de agua.
5. POZAS EN EL PARQUE NATURAL DEL RÍO BAROSA, EN BARRO (PONTEVEDRA): PARA TODA LA FAMILIA
¡Sí, has leído bien! Toboganes naturales donde la diversión está 100% asegurada. Ésta es la OPCIÓN PERFECTA para ir con la familia y niños. Podréis dar un paseo por el Parque da Natureza do río Barosa, (Barro), para luego daros un chapuzón en cualquiera de sus pozas formadas con el paso del río Agra.
Este parque natural impresiona por su playa fluvial, la ruta de senderismo a orillas del río y los toboganes de piedra que la propia naturaleza ha dejado lisos como si de toboganes artificiales se tratase. Es ideal para un día en familia con áreas de descanso, merenderos e incluso tienen un bar-asador.
6. POZAS DE NUVEIRA EN MAZARICOS, A CORUÑA: DE LA FERVENZA DO ÉZARO A LA DE NUVEIRA
Si estás de paso para visitar la famosa fervenza do Ézaro no puedes perderte a pocos kilómetros, río arriba, la Fervenza da Nuveira (Mazaricos) y sus pozas.
Coge el coche dirección Santa Comba-Muros y al llegar a la aldea de Nuveira sólo tendrás que caminar unos metros para recrearte en este espectáculo de la naturaleza con el Monte Pindo al fondo. Déjate llevar por sus sendas y atajos y sí o sí te encontrarás con esta caída de agua de unos 9 metros de altura.
¡Sí, has leído bien! Toboganes naturales donde la diversión está 100% asegurada. Ésta es la OPCIÓN PERFECTA para ir con la familia y niños. Podréis dar un paseo por el Parque da Natureza do río Barosa, (Barro), para luego daros un chapuzón en cualquiera de sus pozas formadas con el paso del río Agra.
Este parque natural impresiona por su playa fluvial, la ruta de senderismo a orillas del río y los toboganes de piedra que la propia naturaleza ha dejado lisos como si de toboganes artificiales se tratase. Es ideal para un día en familia con áreas de descanso, merenderos e incluso tienen un bar-asador.
Si estás de paso para visitar la famosa fervenza do Ézaro no puedes perderte a pocos kilómetros, río arriba, la Fervenza da Nuveira (Mazaricos) y sus pozas.
Coge el coche dirección Santa Comba-Muros y al llegar a la aldea de Nuveira sólo tendrás que caminar unos metros para recrearte en este espectáculo de la naturaleza con el Monte Pindo al fondo. Déjate llevar por sus sendas y atajos y sí o sí te encontrarás con esta caída de agua de unos 9 metros de altura.
Prepara tu cámara y grábalo todo porque lo que guarda Punta Roncudo es pura magia, la demostración de que el paraíso sí existe. Aunque puede que te recuerde a las piscinas naturales que hay en la isla de Tenerife o incluso en la isla de San Miguel (Azores), ésta tiene algo que las otras no tienen, un acceso súper difícil que la hace todavía más cautivadora y salvaje.
Una manera ideal de explorar la Costa da Morte, donde por fin entenderás que lo salvaje es sinónimo de lujo, es recorrer el Camiño dos Faros, muy recomendado, y terminar en la Poza de Corme.
Eso sí, recuerda que sólo puedes contemplar este espectáculo y lanzarte a la piscina cuando la marea está baja.
Si quieres conocer las charcas naturales del río Pedras ponte tus zapatillas y camina. Pasando por este pequeño rincón de A Pobra do Caramiñal puedes gozar de una buena caminata que lleva a la cima del monte A Curota, con excelentes vistas a la Ría de Arousa.
Si te gusta explorar, pero no tanto, tu mejor alternativa es dejar el coche a escasos 2 km de las pozas.
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