El sargento Mickael se puso al volante del coche de la futura madre, que viajaba desde Sanxenxo y pidió auxilio a la Guardia Civil en el peaje de la AP-9 tras romper aguas. Dos Patrol les abrieron paso hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro y otros dos les cubrieron las espaldas
Mónica Fernández es de Chapela. Vive entre esta parroquia redondelana y Sanxenxo, donde se encarga de una tienda de lencería y ropa de baño. Este pasado viernes concluyó su jornada laboral sin problemas. Estaba en una fase avanzada de su embarazo, pero aún le quedaba una semana para salir de cuentas. Sin embargo el niño decidió adelantarse. Esa noche, en plena madrugada, esta mujer de 42 años rompió aguas cuando estaba sola en su casa de Sanxenxo. Su pareja, Carlos, estaba trabajando. Lo telefoneó a él y a su familia de Chapela, pero decidió no esperar y se puso al volante de su coche en dirección al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Sus allegados iban a salirle el encuentro en plena carretera. Pero antes ya topó ayuda. Cuando había recorrido unos 40 kilómetros, en el peaje de la AP-9 en Vilaboa vio a la Guardia Civil. "Al verlos pensé que era más prudente que me acompañaran ellos", relata. Y así fue. Un agente tomó el volante de su turismo con ella de copiloto y cuatro vehículos patrulla los escoltaron hasta el hospital. Al llegar empezó a tener contracciones. Y algo más de nueve horas después nació su hijo Rober.
Todo salió bien. El niño, su primer hijo, nació a las 14.30 horas del sábado. Ayer, entre las visitas que recibió en la habitación del Álvaro Cunqueiro donde se recupera del parto y disfruta de su pequeño, estuvo la de Mickael, uno de los guardias civiles que la auxilió en la autopista. El que condujo su vehículo. Un verdadero ángel de la guarda, como los demás agentes, para el recién nacido. "Les estoy muy agradecida; a él y a todos sus compañeros; se portaron muy bien, supuso un alivio encontrarlos, ya llegué más tranquila al hospital", afirma esta madre primeriza.
Mickael es sargento en la Unidad Especial de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra. La base la tienen en Vigo y esa madrugada del viernes al sábado, él y 14 agentes más, entre ellos también del Servicio Cinológico, volvían de realizar un control en Barro. Tras pasar la barrera del peaje de la AP-9 de Vilaboa, en torno a las 04.40 horas, este guardia recuerda que pararon para esperar a que sus compañeros también lo hicieran y fue en ese momento cuando otro coche se detuvo a su lado. Era el que conducía Mónica. "Nos dijo que había roto aguas", relata.
La decisión de Mickael fue la de ponerse al volante del coche de la mujer para llevarla hasta el hospital. "Decidí que era la mejor opción, porque si llamábamos a una ambulancia aún habría que esperar...", afirma. Y el resto de patrullas que estaban allí establecieron un dispositivo para abrir paso por la autopista hasta el hospital vigués. "Dos patrullas iban delante de nosotros y las otras dos detrás", describe.
Custodiada
Y así, custodiada por la Benemérita, Mónica llegó al Álvaro Cunqueiro. Allí ya la esperaban su padre y su hermana, a los que había avisado de que ya iba con la Guardia Civil. "Durante el trayecto hasta el hospital fui hablando con ella, todo fue bien; es la primera vez que me pasa algo así, a mí y a todos los compañeros que estábamos allí, y es reconfortante poder ayudar; es cierto que mientras íbamos al Álvaro Cunqueiro de alguna manera era una situación tensa, ya que se te pasa por la cabeza que la mujer podría haberse puesto de parto en el coche...; es algo para lo que no estoy preparado, pero si hubiese ocurrido habríamos llamado al 061 para que nos dijese como actuar...", cuenta el agente. Ayer, cuando visitó a Mónica, pudo coger en sus brazos al pequeño cuya llegada al mundo estuvo precedida por el especial despliegue que él y el resto de guardias dispusieron en la autopista para socorrer a la que ya es una feliz madre.
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