Ranas y libélulas han proliferado en este particular hábitat
Hace un año los cangrejos rojos americanos eran los reyes indiscutibles de la laguna artificial situada entre el castro de A Chan y el polígono de Barro-Meis. Con solo dar un paseo por la orilla se podían encontrar fácilmente ejemplares, y hasta los vecinos de la zona los capturaban para aderezar sus arroces o salpicones. Ayer, apenas un cadáver se asomaba a la orilla. Una de las especies de marisco más invasoras de agua dulce perdía su corona en este antiguo yacimiento, creado a raíz de las obras del AVE, y que acabó convertido en piscina por obra y arte de la lluvia.
Miguel pasea su perro por la zona. Dice hacerlo con frecuencia. También afirma que el lugar ha ido ganando en visitantes, atraídos por la particular tranquilidad de la laguna, y la ausencia de ruidos o casas cercanas. «Se ven menos, muchos menos -en referencia a los cangrejos rojos-. Lo que hay ahora son muchas ranas, la verdad. Los días nublados o con cierta lluvia es fácil verlas agolpadas en grupos en las orillas más húmedas», comenta.
Al parecer, buena parte de la culpa de que la población de marisco descendiera en la zona, corre a cargo de las gaviotas. El gran número de cangrejos atrajo, en algún momento, a varios ejemplares, y pronto llegaron sus hermanos. Presas fáciles y en un lugar cerrado. Un buen comedor.
El Concello recuerda que la zona no está habilitada para ningún uso lúdico y considera esta laguna como un punto de bastante riesgo dentro del municipio. Sin vallas ni cartelería, un posible desprendimiento de tierra en sus orillas más elevadas no es descartables, además, también se pone en duda la potabilidad o calidad del agua. «É auga de chuvia, sen máis. O fondo da lagoa debe ter certas capas impermeables que impiden a fuga da auga, pero non é auga en movemento», explica Xosé Manuel Fernández Abraldes, alcalde de Barro.
Curiosamente, las libélulas, insectos considerados indicadores biológicos -para bien- pueblan y surcan por el aire las orillas. El verano ha durado algo más de lo debido y su presencia se antoja extraña, aunque natural.
Es un paraje oculto a la mayoría, aunque huellas de caballos y perros pueblan la zona. Incluso se deja ver algún zorro según Miguel, visitante habitual. «Son raros de ver porque teñen medo. Antes viñan polos cangrexos nas pedras, pero xa non lles é tan doado como era, por exemplo, hai un ano».
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2016/09/29/cangrejo-americano-vive-gusto-laguna-agudelo/0003_201609P29C5991.htm
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