No tienen comedor, transporte o Madruga, pero sí muchas ventajas para educar
Son una muestra de las escuelas unitarias rurales de la comarca de Pontevedra que siguen educando a niños de 3 a 6 años. Las de Curro, en Barro, y Lantaño y Romai, en Portas, no llegan este curso a treinta alumnos entre las tres. Familias y profesoras defiende el valor añadido de un modelo educativo flexible, no masificado y en entornos naturales, algo que si cabe cobra más importancia en tiempos de pandemia.
Camille y Mario son profesores de clases particulares de inglés y los padres de los mellizos Joaquín y Emma, dos de los diez escolares de la unitaria de Lantaño. La familia reside en el centro de Caldas de Reis, pero no dudó al elegir esa escuela aunque conlleve no tener transporte. «En Estados Unidos, de donde soy, no hay educación infantil pública. Estamos encantados, pero lo triste es que estas escuelas están en constante miedo porque tienen que tener un número mínimo de alumnos para no cerrar», subraya Camille. No se las puede castigar, se lamenta, por tener poca matrícula.
Montse Vaamonde es docente desde el 2008 en la unitaria de Romai. Este curso tiene nueve pequeños. Comparte, al igual que la unitaria de Lantaño, profesorado con el CPI Domingo Fontán de Portas en inglés, religión y audición y lenguaje, una hora a la semana. Destaca la tranquilidad, la falta de estrés y el tener una carballeira al lado como ventajas. Todos los niños están en la misma aula, aunque debido al covid se han hecho grupitos por edad, lo que ella llama «burbujitas». «Nos arreglaron los baños y la escuela es muy cuqui por fuera», dice. El arte, la música, la poesía, junto a las habilidades sociales y las emociones están siempre en sus clases, donde aplica unas técnicas muy concretas de yoga y mindfulness.
En las unitarias no hay comedor, bus ni plan Madruga. Pero tienen otras muchas cosas. Maika Rodríguez lleva diez años en Curro. Tiene diez niños. «Temos todo o espazo, material... É un privilexio. O que máis destaco con respecto a outros coles é que temos tempo de escoitar a cada neno e darlle o seu espazo». En Curro aprovechan su entorno con un «observatorio de aves».
Lidia Gómez vive en Sanxenxo, pero le compensa (no económicamente) hacer 50 kilómetros en coche cada día. «Pedín o traslado por saúde». Lleva cuatro cursos en Lantaño y tiene diez alumnos que disfrutan con una carballeira. «Son escolas sans que miran aos ollos aos nenos e onde os pequenos e os maiores aprenden uns dos outros». Ahora esta docente ya no llega frustrada a casa.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2021/02/24/valor-span-langglescolas-sans-miran-aos-ollos-aos-nenosspan/0003_202102P24C4991.htm
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