Dos polígonos de la mitad norte de la provincia de 
Pontevedra concentran el grueso de las compras de parcelas para la 
instalación de industrias en los últimos años. Se trata de A Reigosa, en
 Ponte Caldelas, una infraestructura promovida por Xestur Pontevedra; y 
el polígono de Barro-Meis, impulsado por la Diputación. Otras áreas 
industriales permanecen sin movimiento en el ámbito de la adquisición de
 terrenos, mientras otros ya llenos y sobre los que se ha debatido su 
ampliación permanecen sin expandirse por falta de cartera de clientes. 
Por su parte, entre los parques promovidos por Xestur Pontevedra, el 
Instituto Galego da Vivenda e Solo, la Diputación Provincial y diversos 
concellos y asociaciones de empresarios hay en torno a 850.000 metros 
cuadrados pendientes de ocupar tras la suma de la oferta de las comarcas
 de Pontevedra, Deza y Arousa.
Barro-Meis es la mayor superficie de terreno de 
carácter industrial y empresarial en este ámbito. Un total de 25 de sus 
parcelas están ya vendidas, aunque la institución provincial señala que 
quedan otras 56 por adquirir, sumando más de 163.000 metros cuadrados. 
La empresa más potente que se instalará en Barro-Meis será Froiz, que ha
 adquirido quince parcelas y que anunció al cerrar la compra que se 
realizará una inversión de más de 25 millones de euros.
La previsión de esta cadena de supermercados es 
ejecutar en este área su base logística para atender todos sus centros 
de venta en Galicia. Con esta operación, más otras fincas adquiridas por
 otras compañías, la ocupación supera ahora el 50 % de la superficie 
total del polígono provincial.
En
 el caso de A Reigosa, hace dos semanas se inauguró el crematorio, una 
instalación envuelta en la polémica vecinal, pero que cumple con los 
requisitos legales para su ubicación en el parque empresarial. El 
promotor de la obra, Juan Perdiz, explicó que está previsto ampliar las 
instalaciones con un tanatorio y un almacén en una parcela contigua aún 
sin edificar.
En Ponte Caldelas se están rematando también otras 
dos importantes naves industriales. Por un lado, se trata de Aludec, que
 se dedica a la producción de piezas del sector del automóvil y que 
invertirá más de 1,5 millones de euros. Por otra parte, está Orbe, una 
conservera que se trasladará desde el área de Vigo y que destinará a su 
nueva fábrica y oficinas ocho millones de euros. También se acaba de 
vender otra finca a un particular.
La central de transportes de Ponte Caldelas sigue sin despertar interés
Sesenta parcelas y un total de cuarenta mil metros 
cuadrados conforman la central de transportes de Ponte Caldelas, una 
iniciativa que se anunció a bombo y platillo en el 2005 como una 
oportunidad de revitalizar el entorno industrial de la comarca, 
complemento a los parques de A Reigosa y O Campiño y de servicio al 
puerto de Marín. Diez años después no se han cumplido ninguna de las 
expectativas existentes sobre este terreno. En este parque, que está 
urbanizado y con parcelas delimitadas, no hay nada. Parece un lugar 
desierto, donde de vez en cuando se puede ver a un camionero 
aprovechando el vacío y la tranquilidad para echar una cabezada.
El fiasco de la central de transportes es todavía 
mayor si se tiene en cuenta que el Instituto Galego da Vivenda e Solo, 
su promotor, ha rebajado varias veces en los últimos años el coste de 
las parcelas. Ni siquiera con esta mejora en el precio se ha conseguido 
atraer el interés de los empresarios. Y por ahora, según fuentes del 
sector, no hay previsión de que esta circunstancia vaya a cambiar a 
corto plazo.
Otro polígono donde existen más de 400.000 metros 
cuadrados a la venta es el parque que Xestur construyó en Lalín. Tres 
fincas de equipamientos comercial, industrial y social permanecen 
vacías.
Asimismo, el proyecto sectorial de la época del 
bipartito sobra la Cidade do Moble en A Estrada permanece también 
parado, porque no hay demanda que justifique el desarrollo de este 
espacio en la comarca.
Nantes es un ejemplo de la dificultad de la iniciativa privada
El polígono de Nantes, en Sanxenxo, es todo un 
ejemplo de las dificultades con las que se encuentran los polígonos de 
iniciativa privada para ponerse en marcha. La creación de un parque 
empresarial en Sanxenxo se empezó a gestar hace muchos años, se 
aprobaron los trámites administrativos, con todas las autorizaciones 
pertinentes, se inició la obra de urbanización y después se frenó en 
seco por diferentes causas, entre las que el estallido de la crisis 
económica general fue una de ellas. La falta de sintonía dentro de la 
junta de compensación entre parte de los propietarios y el anterior 
equipo de gobierno también agravó la situación, hasta el punto que el 
Concello acabó por incautar el aval del parque y utilizarlo para la 
reposición de los servicios que habían sido dañados o destrozados por 
los vándalos tras años de abandono.
Estos trabajos están ya muy adelantados y en algunos 
aspectos rematados. El actual gobierno local y la junta de compensación 
han retomado el diálogo y se ha creado una mesa de trabajo para sacar 
adelante el parque.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2015/09/28/reigosa-barro-meis-concentran-adquisicion-suelo-industrial/0003_201509P28C1991.htm
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