Las llamas calcinan por completo una granja de cría de pollos en Porráns, Barro
«Está todo arrasado». El rostro del propietario de una granja de pollos arrasada en la madrugada de ayer por el fuego en Porráns, en el municipio pontevedrés de Barro, lo decía todo. La virulencia de las llamas fue tal que diez horas después de iniciarse el incendio no se podía acceder al interior de las instalaciones, donde persistían los rescoldos, las altas temperaturas y la densa humareda.El fuego se inició sobre las cinco de la mañana cuando la explotación se disponían a recibir una remesa de aves para su cría y engorde. En estas ocasiones, y para evitar que las bajas temperaturas causen una mortandad de pollos, se calientan las instalaciones con calefactores de aire caliente generado por un sistema alimentado por gas.
En esas estaban cuando «vimos unas llamas y no nos dio tiempo de coger el extintor. Salimos corriendo y escuchamos una explosión. En menos de dos minutos, un infierno», señaló, al tiempo que dio gracias de que no se hubieran producido daños personales. «Solo tuvimos tiempo de salir corriendo», insistió el dueño de la explotación.
Mientras tanto, las llamas comenzaban a devorar con celeridad la planta superior de la nave. Su expansión por toda la cubierta fue rapidísima al aprovechar el material aislante de la misma, que es altamente inflamable.
El 112 desplazó al retén de guardia de los Bombeiros de Ribadumia, mientras que el Concello de Barro hizo lo propio con la motobomba municipal, reseñaron distintas fuentes. De igual modo, en el operativo de extinción, según reseñaron desde la central de coordinación autonómica de emergencias, participaron los voluntarios de Protección Civil y la Guardia Civil. «Tamén foron informados os Bombeiros de Pontevedra», subrayaron desde el 112.
Los desperfectos ocasionados son muy cuantiosos, si bien, al cierre de esta edición, aún no se disponía de una estimación global. Uno de los extremos que más preocupa a los servicios de extinción es la posibilidad de que el fuego y las altas temperaturas que se alcanzaron hubiesen podido dañar la estructura de la instalación, circunstancia que previsiblemente solo se podrá verificar una vez se acceda al interior de las instalaciones. En principio, la placa del suelo de la planta superior parece haber aguantado, aunque tiene que ser comprobada.
De igual modo, el 112 alertó a los técnicos de la empresa suministradora del gas. En el interior y el exterior de la nave hay una serie de depósitos que, finalmente, «non resultaron afectados».
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2018/03/03/dos-minutos-infierno/0003_201803P3C7991.htm
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