¿QuĆ© fue del paraje verde de Barro en el que un dĆa se topĆ³ el busto de un guerrero castrexo? Pasen y lean
Hay lugares que tienen varias historias distintas. Y que incluso tienen encima historias totalmente opuestas. Algo asĆ le pasa a Monte da Chan, un paraje verde de Barro cuya visita estĆ” mĆ”s que justificada solo por las vistas que ofrece. No en vano, desde este mirador natural, aunque en primer plano se ve el polĆgono industrial y el tajazo al monte que supuso en su dĆa la autopista AP-9, se observa mucha tierra verde de O SalnĆ©s y las cercanĆas de la ciudad pontevedresa. Pues este entorno, donde luce a medio gas una capilla -las obras se quedaron sin terminar- tiene al menos cuatro historias que contar: la de lo que fue en la Edad del Hierro, cuando lo habitaban los castrexos, la de lo que fue hace solo un puƱado de aƱos, cuando Ana Kiro y Los Chunguitos llegaron hasta Ć©l para amenizar las mĆticas romerĆas de San CibrĆ”n, la de lo que pudo ser cuando a alguien se le ocurriĆ³ que era buen lugar para plantar ahĆ un obelisco de 38 metros que al final se quedĆ³ en nada, y la de lo que es hoy en dĆa, una zona un pelĆn descuidada pero con un encanto natural enorme. Llegar hasta el alto del monte no requiere grandes esfuerzos. Si se sube en coche, puede hacerse por el polĆgono o por Os CasĆ”s, a pocos kilĆ³metros de la estaciĆ³n de tren de A Portela. Y, si uno se anima a coronar la cima a pie, se encontrarĆ” con un camino agradable, salpicado de casas de piedra del paĆs.
Vayamos al pasado mĆ”s pretĆ©rito. Bajo el monte da Chan hay un castro. En el yacimiento se hizo alguna excavaciĆ³n. Y el caso es que apareciĆ³ una cabeza; un busto de piedra. El hallazgo estuvo rodeado de controversia. De hecho, en Barro no falta quien recuerde la historia y cuente que lo que para algunos era claramente un resto del yacimiento castrexo para otros era la cabeza de un santo, de san CibrĆ”n... Finalmente, el crĆ”neo fue a parar al Museo de Pontevedra
Entre la apariciĆ³n de la cabeza y que se empezĆ³ a decir que antiguamente en la cima del monte habĆa habido una capilla, a finales de los aƱos ochenta se decidiĆ³ levantar un templo. Lo recuerda bien Luis, O Peixeiro, que de cuando en vez sube al lugar a limpiarle las telaraƱas a la capilla, ahora en desuso: «Entre os veciƱos e o Concello puxĆ©monos co tema de capela. O monte Ć© comunal, e decidiuse facer a igrexiƱa esta», dice. Se consagrĆ³ en 1990, aunque las obras no llegaron a terminarse por muchos motivos, entre ellos los tropiezos con Patrimonio, que puso el grito en el cielo cuando a alguien -nunca se supo exactamente a quiĆ©n- se le ocurriĆ³ plantar en la cima del edificio un campanario de tamaƱo descomunal, que todavĆa puede verse bien, con su barandilla de acero brillante y todo.
El obelisco para la Virgen
Pero,
ojo, no fue esta la Ćŗnica vez que Patrimonio parĆ³ los pies con respecto
a las ocurrencias para Monte da Chan. En el aƱo 2005, de hecho, se
montĆ³ una buena polĆ©mica porque se quiso colocar en este paraje un
obelisco de 38 metros; un monolito promovido por una asociaciĆ³n
religiosa que se iba a llamar Monumento Nacional al Inmaculado CorazĆ³n
de MarĆa y que debĆa divisarse desde bastantes kilĆ³metros a la redonda.
La cosa quedĆ³ en agua de borrajas. Y lo Ćŗnico parecido que hay son dos
cruceiros de piedra.
Lo que sĆ saliĆ³ adelante, despuĆ©s de la construcciĆ³n
de la capilla, fue la celebraciĆ³n de la romerĆa de San CibrĆ”n, que
primero se hacĆa en junio y luego en julio. La recuerda bien O Peixeiro.
«AquĆ tivemos unhas festazas, pasaron unha chea de
artistas coƱecidos, dende a Ana Kiro a Pili PampĆn, por aquĆ viƱeron
todos. Non collĆan os coches no sitio, era unha cousa tremenda»,
cuenta el hombre con pena. Y es que la edad fue apagando las ganas de
fiesta de Luis y de los vecinos, y la romerĆa se terminĆ³ hace ya un par
de aƱos.Desde entonces, la capilla se ha ido quedando un tanto sola con toda su historia y sus curiosidades encima. Luis mete la llave en el candado, cruza la puerta y mira hacia la bĆ³veda. Parte todavĆa estĆ” en ladrillo, pero al fondo hay una bonita pintura en azul y blanco. «Iso viƱeron facelo uns grafiteiros, pero despois a obra quedou inacabada», cuenta Luis, que aparta cariƱosamente una sĆ”bana blanca y deja que San CibrĆ”n vea el dĆa unos minutos.
En el aƱo 2005 se intentĆ³ construir en este entorno un obelisco de piedra de 38 metros
Bajo este paraje, ubicado en la parroquia de Agudelo (Barro),
hay un castro
Durante aƱos se celebrĆ³ una romerĆa y por ella pasaron desde Ana Kiro a Los Chunguitos
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/arousa/2017/12/31/monte-bonito-puso-patas-arriba-culpa-cabeza/0003_201712A31C5991.htm
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