Barro, su gran feudo. La bodega que ayudó a los investigadores a recuperar la ratiño es Viña Moraima. Estuvieron dispuestos a remover mar y tierra para que no se perdiese esta variedad única en Galicia. Y lo lograron de milagro. Martina Miser
Eestuvo a punto de extinguirse, pero le apareció una guardia pretoriana: unos investigadores que documentaron y estudiaron su presencia y una bodega que no se rindió. Ahora es su momento
No se le conocen cualidades de santa a la uva ratiño, una variedad autóctona de Galicia y única en el mundo que estuvo a punto de desaparecer y que, por suerte, se ha recuperado. Pero sí que tiene algo de milagrero lo que pasó con ella este mismo verano. Fue justo en este estío cuando, después de muchos años de espera y trámites, al fin se aprobó que se pueda usar esta variedad para elaborar vinos de la DOP Rías Baixas. Eso lo cambia todo. Porque le da unas posibilidades en el mercado hasta ahora impensables. ¿Por qué fue milagrero que pasase eso este verano? Por varias razones, entre ellas porque la ratiño se salvó de milagro de no extinguirse. Pero es que, además, su inclusión como uva posible para los vinos Rías Baixas llegó en un momento clave; justo cuando la bodega que tanto luchó por la variedad y que hasta hizo un vino experimental con ella, Viña Moraima, pasaba el peor momento de la historia, ya que uno de sus viñedos acababa de ser saboteado, lo que provocó miles de euros de pérdidas y una situación tremebunda de desgarro emocional para sus dueños. Así que algo de milagro con la ratiño, haber, hubo. ¿O no?
¿Qué es la ratiño? Se trata de una uva blanca que debe su nombre a su tamaño diminuto (tan característico como su sabor), que antiguamente se cultivaba abundantemente en la comarca de Pontevedra —está documentada su existencia en viñedos de Barro en el año 1929—. El hecho de que le afectasen sobremanera las plagas y enfermedades fue haciendo que quedase arrinconada hasta casi desaparecer. Pero, hace casi cuarenta años, la Misión Biológica, dependiente del CSIC, localizó y registró algunos ejemplares en la provincia de Pontevedra, tal y como indicó en numerosas ocasiones Carmen Martínez, jefa del grupo de Viticultura de la citada entidad. Esa fue la semilla para que la uva abrazase su resurgir.
Bodegueros con conciencia
En su camino para recuperar la uva ratiño, los investigadores del CSIC se encontraron con unos cómplices imprescindibles: los cooperativistas de Viña Moraima, unos bodegueros concienzudos y dispuestos a remover mar y tierra para que no se perdiese una uva única en Galicia. Tuvieron que sortear mil y un trámites administrativos y legales y en el 2021 les llegó el primer impulso, ya que al fin se incluyó en el registro de variedades comerciales. Ese era el primer paso para que se pudiese vender vino hecho con esta variedad. Pero, desde luego, no el último. Luego hubo que tramitar su inscripción en el registro gallego y el último escalón se alcanzó este verano cuando, por fin, se aceptó en la DOP Rías Baixas, un sello de calidad imprescindible para la uva.
Moraima tiene ya un vino con ratiño. Se llama Mausiño. Primero lo hicieron de forma experimental y ahora ya lo venden. Podría llevar ya la etiqueta de Rías Baixas, pero este año aún no lo hará. Sacarán unos 500 litros.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/yes/2024/11/20/ratino-uva-milagrera-unica-mundo-solo-da-galicia/00031732095526161890604.htm
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