Javier Maquieira «regaló» parte de su jardín al Concello local
A principio del verano Javier
Maquieira, un vecino de Barro, se cansó de que delante de su casa no
hubiese acera. Era el único tramo del núcleo de San Antoniño que quedaba
sin ella. Los peatones debían bajar a la carretera al haber, casi
siempre, coches aparcados en este punto. La cercanía de una farmacia
influía en este hecho. Al vivir en sus carnes -Javier tiene unos padres
en edad avanzada- los problemas de seguridad del lugar, este vecino del
centro de Barro decidió tomar cartas en el asunto y se plantó en el
Concello para ofrecer parte de su propiedad, si así se acababa la acera
que faltaba. El Gobierno local aceptó de inmediato.
«Sempre foi un dos puntos máis sensibles, se non o que máis, de San Antoniño», explica el alcalde Xosé Manuel Abraldes. «A colaboración de Javier, a cesión de varios metros da súa propiedade foi a que permitiu que se puidera solventar ao fin».
La acera nueva es ancha, y se ha construido un nuevo vallado de piedra para la casa. A falta de la instalación de un par de cancelas, la intervención ya está totalmente finalizada. Ahora, los vecinos no tendrán que volver a sentir los coches a escasos centímetros, es más, ni siquiera si aparcaran en la zona, ya que se han dejado unas plazas extremadamente anchas, para que se pueda abrir la puerta sin miedo, en una carretera transitada diariamente por miles de vehículos.
Lo que en un principio se quería solventar con el pintado de una línea amarilla, al final se zanjó con una acera impagable y la actitud colaborativa de Javier, que quiso que ningún vecino de San Antoniño tuviera que volver a poner un pie en la calzada. «Prefiro perder un metro de xardín a atoparme con alguén morto diante da casa», explicó en el momento de la cesión. Perdió varios metros de jardín, pero ganó en tranquilidad, una tranquilidad colectiva.
«Durante a obra pulíronse algúns detalles que ían aparecendo pero nada serio. Todo o mundo estivo atento para que quedara perfecta a nova entrada da casa. Hai cousas nas que un ten que axudar. Moitas veces a xente non se da conta de que pode por da súa parte e mellorar un lugar», señala Javier.
«O deste tramo de beirarrúa era unha débeda con todos os veciños e grazas a esta colaboración púidose arranxar», explica Abraldes. «É unha sorte que a cidadanía se implique no día a día do seu concello. Nese sentido, sempre escoitaremos a todo o mundo como xa vimos demostrando».
«Sempre foi un dos puntos máis sensibles, se non o que máis, de San Antoniño», explica el alcalde Xosé Manuel Abraldes. «A colaboración de Javier, a cesión de varios metros da súa propiedade foi a que permitiu que se puidera solventar ao fin».
La acera nueva es ancha, y se ha construido un nuevo vallado de piedra para la casa. A falta de la instalación de un par de cancelas, la intervención ya está totalmente finalizada. Ahora, los vecinos no tendrán que volver a sentir los coches a escasos centímetros, es más, ni siquiera si aparcaran en la zona, ya que se han dejado unas plazas extremadamente anchas, para que se pueda abrir la puerta sin miedo, en una carretera transitada diariamente por miles de vehículos.
Lo que en un principio se quería solventar con el pintado de una línea amarilla, al final se zanjó con una acera impagable y la actitud colaborativa de Javier, que quiso que ningún vecino de San Antoniño tuviera que volver a poner un pie en la calzada. «Prefiro perder un metro de xardín a atoparme con alguén morto diante da casa», explicó en el momento de la cesión. Perdió varios metros de jardín, pero ganó en tranquilidad, una tranquilidad colectiva.
«Durante a obra pulíronse algúns detalles que ían aparecendo pero nada serio. Todo o mundo estivo atento para que quedara perfecta a nova entrada da casa. Hai cousas nas que un ten que axudar. Moitas veces a xente non se da conta de que pode por da súa parte e mellorar un lugar», señala Javier.
«O deste tramo de beirarrúa era unha débeda con todos os veciños e grazas a esta colaboración púidose arranxar», explica Abraldes. «É unha sorte que a cidadanía se implique no día a día do seu concello. Nese sentido, sempre escoitaremos a todo o mundo como xa vimos demostrando».
Un patio más grande
La de Javier Maquieira no fue la única cesión de terreno que mejorará
la vida en San Antoniño. Todos los propietarios de una parcela
adyacente al C.E.I.P. Amor Ruibal decidieron antes del verano ceder un
terreno sin uso para ampliar el patio de recreo de los pequeños, que se
asemejaba minúsculo. Las obras concluyeron en septiembre, y los niños,
hoy, disfrutan de un nuevo patio, más amplio, en el que jugar y
divertirse.
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