El incendio en el que el 28 de marzo de 2012 falleció un trabajador de la nave de fabricación de puertas Comercial Vilanova de Curro (Barro) y resultaron heridos graves otros cuatro llegará finalmente a juicio entre los días 2 y 3 de octubre.
El juicio se había fijado para este jueves 6 de junio en el Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra, en el edificio judicial de A Parda, pero fue necesario su aplazamiento ante las dificultades de varios testigos para acudir. Finalmente, se juzgará siete años y medio después de los hechos.
En el banquillo de los acusados se sentarán dos hijas del fundador de la empresa, B.V.C. y E.M.V.C., como autoras de un delito de homicidio imprudente por la muerte del trabajador, tres delitos de lesiones imprudentes por lo ocurrido a otros tres trabajadores -varios tuvieron que tirarse por la ventana para huir del fuego- y un delito contra los derechos de los trabajadores o de infracción de las normas de prevención de riesgos laborales con una situación de riesgo para la vida, para la salud o para la integridad física de los trabajadores.
Además, está acusada una trabajadora de la empresa encargada de la implantación y control de las medidas de prevención de riesgos laborales en la nave, D.A.G., en su caso por un homicidio imprudente y tres delitos de lesiones imprudentes.
Para las dos responsables de la empresa la Fiscalía pide cuatro años de prisión y también la inhabilitación especial de B.V.C. para el puesto de responsable de prevención de riesgos laborales de una empresa y de EM.V.C. como encargada de planta. Para D.A.G. pide dos años y medio de prisión e inhabilitación especial para la profesión o el oficio de técnico de prevención de riesgos laborales de una empresa durante el período de la condena.
A mayores, están acusadas en esta causa como responsables civiles directas dos compañías aseguradoras y como responsables civiles subsidiarias las empresas de los tres acusados. En total, las indemnizaciones ascienden a 360.000 euros, de los que 102.170,58 euros serán para los padres del fallecido, un vecino de Moraña de 33 años.
El fallecido trabajaba en la nave incendiada a pesar de que estaba en situación de incapacidad temporal en esas fechas. Lo hacía sin contrato en virtud de un acuerdo verbal con la acusada B.V.C.. En el momento en el que empezó el fuego en la zona de la caldera subió a la primera planta para avisar y auxiliar a sus compañeros de trabajo.
Cuando comprobó que no podía sofocar el fuego ni bajar por la rampa de acceso a la planta baja de la nave industrial, para evitar verse consumido por el fuego y por el espeso humo reinante en la primera planta de la nave se arrojó por una ventana al suelo desde una altura de casi nueve metros. Falleció.
El fiscal sostiene que la nave carecía salidas de emergencia en la planta superior y de un acceso autónomo a la barandilla metálica ubicada en la parte superior de la zona de la caldera de la nave industrial para sofocar o extinguir el fuego desde arriba con extintores u otros medios de contención del fuego.
Otros cuatro trabajadores resultaron heridos a consecuencia del incendio o mientras huían de las llamas. Cuatro de ellos acabaron optando por el mismo recursos desesperado que el fallecido: arrojarse por la ventana al exterior del establecimiento. Otros seis trabajadores estaban en la nave y no resultaron heridos.
https://pontevedraviva.com/xeral/55253/juzgado-aplaza-a-octubre-juicio-accidente-laboral-mortal-nave-barro/?lang=es
El juicio se había fijado para este jueves 6 de junio en el Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra, en el edificio judicial de A Parda, pero fue necesario su aplazamiento ante las dificultades de varios testigos para acudir. Finalmente, se juzgará siete años y medio después de los hechos.
En el banquillo de los acusados se sentarán dos hijas del fundador de la empresa, B.V.C. y E.M.V.C., como autoras de un delito de homicidio imprudente por la muerte del trabajador, tres delitos de lesiones imprudentes por lo ocurrido a otros tres trabajadores -varios tuvieron que tirarse por la ventana para huir del fuego- y un delito contra los derechos de los trabajadores o de infracción de las normas de prevención de riesgos laborales con una situación de riesgo para la vida, para la salud o para la integridad física de los trabajadores.
Además, está acusada una trabajadora de la empresa encargada de la implantación y control de las medidas de prevención de riesgos laborales en la nave, D.A.G., en su caso por un homicidio imprudente y tres delitos de lesiones imprudentes.
Para las dos responsables de la empresa la Fiscalía pide cuatro años de prisión y también la inhabilitación especial de B.V.C. para el puesto de responsable de prevención de riesgos laborales de una empresa y de EM.V.C. como encargada de planta. Para D.A.G. pide dos años y medio de prisión e inhabilitación especial para la profesión o el oficio de técnico de prevención de riesgos laborales de una empresa durante el período de la condena.
A mayores, están acusadas en esta causa como responsables civiles directas dos compañías aseguradoras y como responsables civiles subsidiarias las empresas de los tres acusados. En total, las indemnizaciones ascienden a 360.000 euros, de los que 102.170,58 euros serán para los padres del fallecido, un vecino de Moraña de 33 años.
El fallecido trabajaba en la nave incendiada a pesar de que estaba en situación de incapacidad temporal en esas fechas. Lo hacía sin contrato en virtud de un acuerdo verbal con la acusada B.V.C.. En el momento en el que empezó el fuego en la zona de la caldera subió a la primera planta para avisar y auxiliar a sus compañeros de trabajo.
Cuando comprobó que no podía sofocar el fuego ni bajar por la rampa de acceso a la planta baja de la nave industrial, para evitar verse consumido por el fuego y por el espeso humo reinante en la primera planta de la nave se arrojó por una ventana al suelo desde una altura de casi nueve metros. Falleció.
El fiscal sostiene que la nave carecía salidas de emergencia en la planta superior y de un acceso autónomo a la barandilla metálica ubicada en la parte superior de la zona de la caldera de la nave industrial para sofocar o extinguir el fuego desde arriba con extintores u otros medios de contención del fuego.
Otros cuatro trabajadores resultaron heridos a consecuencia del incendio o mientras huían de las llamas. Cuatro de ellos acabaron optando por el mismo recursos desesperado que el fallecido: arrojarse por la ventana al exterior del establecimiento. Otros seis trabajadores estaban en la nave y no resultaron heridos.
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