Oleksander posa con un balón de fútbol y el chándal del Barro CF. RAFA FARIÑA
Los primeros toques a un balón de fútbol de Oleksandr Susidko fueron cuando tenía seis años, en su Dnipropetrovsk (Ucrania) natal, a 300 kilómetros de Kiev. Ahora, el joven ucraniano de 16 años disfruta del fútbol en Barro, a más de 4000 kilómetros de su casa. Oleksandr es uno de los miles de ucranianos que se han refugiado en España después de que su país haya sido invadido por las tropas rusas. "Todo el mundo estaba tratando de abandonar Ucrania cuando yo me fui", cuenta el joven futbolista, "todas las vías para escapar estaban abarrotadas, la gente no se sentía bien y el ambiente estaba muy cargado".
Después de un trayecto de cinco días en los que atravesaron Polonia, Alemania y Francia, Oleksandr y su familia (su abuela, su madre y sus dos hermanos de 12 y un año) llegaron a España. Fue el martes 15 de marzo, y aunque su destino inicial era Vilagarcía de Arousa, la familia ucraniana acabó recalando en Barro.
Sheila Portela ayudó a Oleksandr y su familia a instalarse en el municipio pontevedrés. A pesar de las barreras del idioma –nadie en la familia habla castellano o inglés–, los vecinos rápidamente se dieron cuenta de la pasión que Oleksandr siente por el fútbol. Fue entonces cuando José Sanmartín, presidente del Barro CF, le ofreció al joven ucraniano unirse a las filas del club.
"En España espero encontrar lo suficiente para construir una carrera y demostrar que he cumolido mi sueño"
"Me recibieron con los brazos abiertos", cuenta Oleksandr. Para el futbolista, lo más importante en esta disciplina siempre ha sido "que es un deporte de equipo", por eso ha sido tan especial para él encontrarse "con un grupo tan bueno y agradable". Hasta ahora, el ucraniano solo se había entrenado con el Barro CF, ya que desde el club estaban tratando de agilizar el trámite con la Federación Galega de Fútbol (RFGF), algo se formalizó este mismo martes.
HERENCIA. El padre de Oleksandr fue quien le llevó a dar sus primeros pasos con un balón de fútbol, pero lo cierto es que la pasión por este deporte es una herencia familiar. "Mi tío fue futbolista profesional y ahora es entrenador", cuenta el joven ucraniano, "tiene un hijo de 12 años, mi primo hermano, que también jugaba al fútbol en Ucrania. Ahora lo hace en un equipo de Hungría, a donde han tenido que huir por culpa de la guerra".
Al igual que su primo, Oleksandr ha encontrado en el Barro la oportunidad de seguir haciendo lo que más le gusta, aunque la guerra le haya arrebatado su vida como la conocía. "En Ucrania jugaba en el NFG Dnipro", cuenta, "solía jugar por detrás del delantero o sino, como extremo izquierdo". Ahora exhibe su buen juego en el campo del Barro, aunque de momento solo en los entrenamientos. El ucraniano solo necesita un balón para sacar a relucir su sonrisa: "Siempre me ha gustado el fútbol, sobre todo el inglés. La Premier League es lo que más veo", confiesa.
En su país natal, Oleksandr soñaba con un gran futuro en el mundo del fútbol. "Mi sueño es algún día poder llegar a ser profesional y jugar en un gran equipo", confiesa el joven ucraniano. El futbolista aspiraba seguir los pasos de su tío y algún día alcanzar la meta de poder jugar "en algún equipo de Inglaterra o España, son los que más me gustan".
El extremo no se ha despegado del balón desde que José Sanmartín le dio la oportunidad de entrenar con el Barro. Un equipo que Oleksandr ya siente como el suyo y en el que, a pesar de la barrera idiomática, ya es uno más.
Y es que el joven ucraniano le hizo una promesa a toda su familia cuando abandonó su país natal: "Le prometí a todos mis parientes que sería famoso".
Para conseguirlo, el futbolista tiene claros sus referentes: Neymar y De Bruyne. "Son mis jugadores favoritos. De equipos, suelo ver al Liverpool, el Manchester City o el Barcelona", confiesa.
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