Una enfermedad rara obligó a este pontevedrés a llevar pañales 27 años. Hoy recupera el tiempo perdido con la ayuda del deporte
Seis años con la bolsa y 27 con pañales. Con esta frase se podría resumir cómo ha sido la vida de David Pereira Martiñán, pero sería simplificar demasiado una historia de superación que merece ser contada. David, que ahora tiene 33 años y reside en Barro —antes lo hacía en Pontevedra de alquiler, pero su casa fue una de las que se tiraron para construir el nuevo hospital Gran Montecelo—, nació con una enfermedad congénita, la extrofia vesical. En una cafetería de la ciudad explica que se trata de una dolencia rara en la que la vejiga se desarrolla fuera del cuerpo y no puede almacenar orina o funcionar normalmente, lo que provoca incontinencia.
Corregir ese defecto es difícil y una de las opciones era una vejiga sintética. Esa extrofia vesical hizo que David tuviera que llevar pañales gran parte de su vida. Así pasó su infancia, su adolescencia y su juventud hasta hace seis años. Se le pregunta cómo fueron esas etapas. «Leveino daquela maneira, o peor foi a adolescencia porque somos malos. Visto agora, quizais tería necesitado apoio psicolóxico». Su círculo cercano de amigos lo sabía, pero al resto se lo ocultaba. Hacer deporte en aquella situación era, dice, «imposible» por el roce. Alude al estigma social de los pañales y al hecho de que siempre tenía que llevar un cargamento.
La posibilidad de someterse a una ostomía y llevar una bolsa se la plantearon en dos momentos. El primero fue en el 2006. «Era menor de idade, meu avó paterna tiña cancro de vexiga e acabou cunha bolsa. Entón foron meus pais quen decidiron que non», recuerda David.
El segundo momento fue en el 2013. En su caso la bolsa era para toda la vida y cree que no le supieron explicar bien su funcionamiento. Se optó por un reservorio con su propio tejido que conllevó tres cirugías largas y complicadas, además de las anteriores. Pero esa neovejiga falló y tuvo que ser ingresado de urgencia en el hospital. Fue cuando en el 2016 apareció en su vida Cruz, una enfermera estomaterapeuta, que, dice David, fue «quen tomou a decisión da bolsa por min». En ese tiempo y a través de esta profesional también conoció la asociación Asseii, de pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales.
Patricia y el deporte
Estuvo una semana ingresado y, a partir de ahí, David era otro. «Os primeiros meses a miña preocupación era como ía xestionar isto. Pensaba ‘se vou dar un paseo e bota por fóra...’ En todo caso, ese era un problema menor e aprendes». Este hombre, que trabaja como operario de cámara de saneamiento en Viaqua, recuerda que su vida antes de la bolsa era sedentaria porque moverse era una complicación. «Non parezo a mesma persoa e, dalgún xeito, estou recuperando todo ese tempo e teño liberdade». En esta travesía ha tenido y tiene el apoyo incondicional de Patricia, su pareja. Ella lo conoció con pañales y tampoco fue un inconveniente que David no pueda tener hijos porque le extirparon la próstata.
David quería intentar hacer deporte, pero la bolsa le generaba algunas dudas. Fue también a través de Cruz, la estomaterapeuta, como llegó en el 2018 a Samuel Fariña. Este entrenador personal le habló de un proyecto sobre ostomía y deporte, en el que se implicó. «Con Samuel ía co piloto automático posto. Con trece cirurxías enriba todo era ‘a ver como vai’. Primeiro fixemos exercicios para fortalecer o abdome e despois tonificación muscular».
La progresión fue espectacular y David confiesa que se llegó a olvidar de la bolsa. Hoy no entiende su vida sin el deporte. Perdió 22 kilos. «Aí está a bolsa, pero non a notas. Empecei a correr pola miña conta, comprei unha bici e Patricia enganchouse comigo ao deporte a pesar de que é asmática, tamén coa axuda de Samuel». Ese tándem de vida daba un paso más de la mano del deporte.
En su trabajo todos saben que lleva una bolsa de ostomía y ya no se esconde ni en la ducha. «Dinlle normalidade a isto e espero que contalo poida axudar a alguén que o estea pasando mal». Al margen del deporte, a David le gusta viajar y comer. ¿Comer? Asegura que disfruta mucho comiendo a pesar de la neovejiga, la ostomía y los 60 centímetros de intestino delgado que le quitaron. Eso sí, casi no prueba los potajes, los fritos y los embutidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario