Las obras avanzan a un ritmo vertiginoso en los últimos meses y ya se ejecutó el 70% del proyecto y la mitad del asfaltado.
El macronudo de Curro es casi una realidad y avanza a ritmos que se visualizan cada día. En estos momentos ya se ha ejecutado el setenta por ciento de la obra y se ha asfaltado la mitad de los viales por lo que esta impresionante obra de ingeniería empieza a tomar el aspecto definitivo y que es especialmente tangible en el sinuoso desvío que desde hace más de un año tienen que tomar los conductores que circulan de Vilagarcía a Pontevedra. Las condiciones meteorológicas han permitido que la obra no sufra retrasos y que en 2012 pueda seguir la autovía hasta Baión.
Política Territorial, departamento que dirige Agustín Hernández, confirma que antes de que concluya este año 2011 habrán terminado las obras del macronudo de Curro, quizás la infraestructura en construcción de mayor inversión que se ejecuta en estos momentos en Galicia.
El tremendo scalextric lleva casi dos años en desarrollo pero su magnitud requería tiempo para crear la superficie necesaria para conectar los principales ejes viarios de la comarca, a saber la autopista del Atlántico, la Autovía do Salnés, la carretera general de Vilagarcía a Pontevedra, el acceso al polígono industrial de Barro–Meis y la que será autovía a Baión.
La Xunta ha urgido la culminación de los trabajos con el propósito de que antes de que empiece el año 2012 "se pueda realizar el nuevo desvío de tráfico en esta zona".
Si se cumplen estos pronósticos "este nuevo desvío permitirá el uso de una de las nuevas calzadas de la autovía de O Salnés (AG–4.1) para conectar con la playa de peajes de la autopista AP–9" lo que conlleva la anulación del actual ramal de conexión.
Asimismo, la Xunta pretende establecer las conexiones entre la PO–531 y la autovía de O Salnés que se realizarán a través de la glorieta y de los ramales anexos –los cuales se encuentran en ejecución–, de tal forma que los tráficos se canalizarán por ejes de nueva construcción, permitiendo la ocupación de los ejes del actual enlace".
En esta zona pendiente de ejecución será donde se acometan los nuevos trabajos que permitan completar en el futuro el nuevo eje viario entre Curro y Baión.
La decisión de la Xunta de comenzar las obras en el macronudo se observa ahora como la más adecuada pues va a permitir reordenar en este punto los principales tráficos que circulan por la comarca de O Salnés y que tienen una alta densidad.
Cabe recordar que solo por la PO–531 circulan a diario más de veinte mil vehículos, con picos de hasta 30.000 sobre todo en el verano.
A ello hay que sumar todos los turismos procedentes de la autopista o de la autovía de O Salnés, y el que circula por vías secundarias, más local.
Resta ahora completar el vial hasta Baión en un recorrido de unos siete kilómetros, lo que conllevará mejoras de tráfico para los vehículos que se dirigen hacia Vilagarcía, desde Curro, o viceversa.
La solución en las proximidades de la capital arousana está resuelta con las dos circunvalaciones recientemente construidas, tanto la que conduce de Godos a la rotonda de Carril como la que se dirige al Puerto vilagarciano, ambas concluidas en los últimos años y muy utilizadas por el tráfico pesado.
Queda por resolver, y eso es cuestión del Ministerio de Fomento, el otro extremo de autovía, es decir entre Curro y Pontevedra, cuya solución pasaría por la ejecución de la A–57, un proyecto que parece todavía muy verde por la crisis económica.
Por ello, los vehículos que empleen este último tramo del vial, también se encontrarán con el handicap de usar la vieja carretera o pagar el euro y cinco céntimos que supone utilizar la autopista hasta Pontevedra.
Otra solución provisional que proponían varios partidos políticos pasaría por convertir en gratuito este acceso de la autopista, como en su día han logrado los vecinos de O Morrazo en el puente de Rande.
De momento, esta opción no es tenida en consideración por Política Territorial, pero no podría ser descartada pues la comarca de Arousa vencería así una discriminación histórica con respecto de sus comunicaciones con el resto de la Península.
Sobre todo debería ser tenida en consideración en épocas de fuertes recortes en infraestructuras que con altísima probabilidad van a frenar o, al menos, ralentizar proyectos costosos por su compleja ejecución como es la nueva autovía de Pontevedra a la Meseta.
Cabe recordar que la comarca de Arousa ha quedado relegada en estos grandes proyectos de hace dos décadas, cuando se ejecutó la A–52, por lo que los vecinos salinienses tienen que emplear cerca de veinte minutos más en los viajes a Madrid.
En estos momentos, recorrer los apenas veinte kilómetros que separan Vilagarcía de la capital de provincial puede implicar un viaje de unos 35 minutos, sobre todo por la lentitud en algunos tramos, pero también por la precaución de los conductores debido a la excesiva presencia de controles de radar en toda la vía.
Una vez que se ejecute la autovía, la distancia entre Vilagarcía y Pontevedra puede acortarse a la mitad, siempre que se use la autopista. Los once kilómetros entre Curro y Pontevedra pueden eternizar al conductor, ya que en ese tramo no existen más que cien metros de carretera en la que se permite adelantar.
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