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lunes, 30 de enero de 2023

Cinco lugares que visitar en invierno en el entorno de Pontevedra aprovechando la tregua de las lluvias

 Los molinos de Barosa, en Barro, ocupan ambas orillas del río que se precipita por la ladera

Los molinos de Barosa, en Barro, ocupan ambas orillas del río que se precipita por la ladera RAMON LEIRO

Parajes naturales de mar y montaña conforman la propuesta turística de enero en la comarca

Las lluvias nos han dado una tregua tras semanas y semanas de precipitaciones y Pontevedra y su entorno ofrecen la oportunidad de disfrutar de paseos y excursiones por lugares de gran belleza natural porque las propuestas de esparcimiento no se agotan con el sol y la playa del verano. Estos son algunos de los lugares recomendables para visitar, aunque tenga en cuenta dos cosas: vaya abrigado por si acaso se levanta viento o hace frío y tenga en cuenta el reloj, porque los días, aunque crecen siguen siendo cortos.

1. A Lanzada. Sanxenxo y O Grove

El invierno también pinta espectaculares cielos en la playa de A Lanzada

El invierno también pinta espectaculares cielos en la playa de A Lanzada MONICA IRAGO

La playa de A Lanzada es uno de esos lugares mágicos de Galicia que vale la pena visitar en cualquier época del año, salvo quizás cuando llueve a cántaros y se hace imposible estar al aire libre. A Lanzada es una amplia extensión de arena que se extiende por los municipios de Sanxenxo y O Grove y que conforma uno de los tramos litorales más famosos y fotografiados de las Rías Baixas.

¿Qué ver? Pues aparte de disfrutar de las olas batiendo en las rocas y del aire libre que viene del mar, es recomendable prestar atención, en la zona del istmo, a las grandes concentraciones de aves invernantes que en marea baja se divisan en la ensenada de O Vao para alimentarse. Son miles los ejemplares de numerosas especies que se alojan en este tramo de costa para pasar el invierno antes de emprender el viaje al norte europeo en primavera. Al otro extremo de este paraje natural, en donde se halla la ermita el visitante se encuentra con uno de los mejores ejemplos de ábside románico que se conservan en la costa de la provincia. Asimismo, justo pasado el puente de acceso a la zona de la ermita están las ruinas de una torre que fue en el siglo XV el último refugio de los Irmandiños -acabaron masacrados por una traición y porque sus señores no eran precisamente personas caritativas-. En A Lanzada también está uno de los yacimiento galaicorromanos más originales de la costa y cuyos orígenes datan de varios siglos antes de la llegada de las legiones.

¿Cómo llegar? Es fácil. Se puede acceder desde la PO-308, la carretera por la costa desde Pontevedra, Sanxenxo y Portonovo hacia O Grove. O se puede coger el coche a través de la Vía do Salnés que termina precisamente en el eje litoral de A Lanzada. Hay sitio para aparcar de sobra.

2. Lago de Castiñeiras. Marín y Vilaboa

El lago de Castiñeiras

El lago de Castiñeiras M.G.

En lo más alto del monte que domina Marín se encuentra el lago de Castiñeiras, uno de los referentes turísticos más famosos de la provincia a finales del siglo XX. Castiñeiras ha cambiado mucho desde entonces, pero todavía guarda encanto suficiente para merecer una visita, mientras se espera a que las Administraciones competentes se esmeren y cumplan su promesa de realzar este entorno natural, tal y como llevan años pidiendo comuneros y vecinos.

¿Qué ver? El lago es una creación artificial del hombre, que en el siglo XX construyó una represa bajo la actual carretera y que tenía la intención original de servir como reserva de agua en caso de incendios. Si se va con niños, tenga cuidado para que no se acerquen al agua solos, pero también tengan a mano la cámara de fotos o el móvil porque los patos salvajes que viven en este entorno suelen acercarse a los visitantes y esto a los pequeños les encanta. El lago se puede recorrer a pie, aunque el tramo entre la lámina de agua y la antigua jaula de los ciervos por el lado del monte está encharcada y con el camino cortado por árboles derribados, por lo que es recomendable ir a pie por la antigua carretera interior del recinto. En la antigua jaula de los ciervos hay un pequeño rebaño de cabras, que tuvieron crías hace poco y que también llaman mucho la atención a los niños que acuden a este entorno con sus padres. Es también bastante frecuente poder encontrarse con pequeños grupos de caballos semisalvajes, que son inofensivos. En el lado de Vilaboa, hay un pequeño ramal que sirve de acceso a una necrópolis prehistórica, donde destaca por su tamaño y singularidad la impresionante mámoa do Rei.

¿Cómo llegar? Se puede subir al lago siguiendo la calle Jaime Janer desde el centro de Marín hasta el final de la avenida junto al cruce de Coirados, que está señalizado y luego se siguen los carteles hasta ascender a la cumbre del monte Gagán. También se puede ir desde A Cruz da Maceira, en la PO-313, siguiendo un vial provincial que pasa por Chan de Armada hasta el recinto natural. Otra vía también muy utilizada es la carretera de Figueirido.

3. Cabo Udra. Bueu

Cabo Udra, en Beluso, Bueu

Cabo Udra, en Beluso, Bueu RAMON LEIRO

En la parroquia de Beluso, en Bueu, se encuentra cabo Udra, uno de los parajes naturales costeros más atractivos para los aficionados a una litoral sin apenas actividad urbanística humana.

¿Qué ver? Cabo Udra es uno de los accidentes geográficos que marcan, desde el sur, la entrada a la ría de Pontevedra. Se puede hacer una excursión con tiempo y a pie desde el aparcamiento a la entrada del entorno natural, junto a un merendero y el acceso a la playa de Mourisca. Allí también se puede bajar por un pequeño sendero hasta la playa de Ancoradouro, con vistas a la ría de Aldán. Si se sigue la ruta hacia el cabo, se bordeará el sur de la ría de Pontevedra, pasando por una zona de grandes penedos por todas partes y acantilados a mano derecha con pequeñas calas solo visibles en marea baja. Al final del recorrido se encuentra el centro de interpretación de cabo Udra, reaprovechando los restos de las viejas baterías militares que un día salvaguardaban la ría pontevedresa. La forma de las rocas en el propio cabo es impresionante, así como las vistas panorámicas, tanto de día como en la puesta de sol. Al regresar al coche y volver sobre los pasos hasta el centro de Beluso, también se puede aprovechar para una pequeña escapada a las playas de Lagos y Area de Bon, siguiendo las señales del vial de acceso a estos arenales.

¿Cómo llegar? Una vez que se llega al centro de Beluso, hay una señalización que indica cabo Udra, una carretera que llevará al conductor varios kilómetros después hasta un aparcamiento a la entrada del cabo donde se pueden dejar los coches y después seguir a pie.

4. Ponte Caldelas

Río Verdugo en la playa fluvial de A Calzada, en Ponte Caldelas, durante la borrasca Beatrice del pasado fin de semana

Río Verdugo en la playa fluvial de A Calzada, en Ponte Caldelas, durante la borrasca Beatrice del pasado fin de semana CONCELLO DE PONTE CALDELAS

La capital del Verdugo es una pequeña villa del interior de la comarca que, aunque poco frecuentada por muchos pontevedreses, tiene un potencial turístico enorme y está dotada de muchas construcciones singulares.

¿Qué ver? Ponte Caldelas y el río Verdugo forman una simbiosis imprescindible. La villa no se entiende sin el río y viceversa. Al llegar, vale la pena dejar el coche y seguir a pie hasta la Alameda, llena de árboles de gran porte y que es una de las mejor conservadas de la comarca. La visita al río en el casco urbano es imprescindible. El Verdugo divide, pero también une la localidad. Se puede transitar a pie por su paso elevado de madera, que es un lugar idóneo para hacerse fotos con el puente de piedra al fondo o el río abajo. Además se puede seguir a pie el río hasta el puente de piedra que, dicho sea de paso, marcaba la ruta de los arrieros, que traían el vino desde el interior gallego hasta la costa hace siglos. El puente está bien conservado y el paseo se puede hacer cómodamente a pie, hasta llegar a la playa fluvial de A Calzada, donde parte una ruta de senderismo. En época de lluvias, el Verdugo va crecido por lo que si hay excesivo caudal, el Concello cierra por precaución el paseo por su más que probable inundación. En un día como hoy, sin lluvias, la playa fluvial de A Calzada es una preciosa estampa de agua saltando por las represas de la única playa de río con bandera azul de España. Por cierto, presten atención en ruta y también en su paseo por la localidad, porque aquí se encuentra una de las mayores concentraciones de toda la provincia de casas de estilo indiano, es decir, arquitectura inspirada en los países latinoamericanos e influjo de la emigración al otro lado del Atlántico en siglos pasados.  

¿Cómo llegar? Desde Pontevedra, se coge la carretera que lleva al polígono de O Campiño, la PO-532. El parque empresarial se deja atrás y varios kilómetros después se llega a Ponte Caldelas, que está debidamente señalizada. También en ruta se puede hacer un desvío para dedicarle un tiempo a los petroglifos de Tourón, cuyo acceso está marcado en la carretera.

5. La fervenza de Barosa

Cascada de Barosa, Barro

Cascada de Barosa, Barro M.G.

Esta cascada natural es una de las más impresionantes de la provincia de Pontevedra y bien merece una excursión. Eso sí, vaya provisto de ropa adecuada para el ascenso del monte.

¿Qué ver? La fervenza de Barosa se descuelga desde la ladera por la que baja el río formando no una, sino varias cascadas y saltos de agua. En épocas como esta, donde las lluvias abundantes son recientes, la fervenza está todavía más espléndida y permite disfrutar de la fuerza del agua esculpiendo las duras rocas y conformando caprichosas formas en la ladera. A ambos lados hay molinos que marcan dos caminos. El de la derecha es corto y se ve en pocos minutos. El ascenso real a la ladera se hace por el camino izquierdo, tras cruzar dos puentes de madera. A lo largo del recorrido, en que se pueden visitar o ver una docena de molinos, algunos restaurados y otros enteros, también hay bancos para poder descansar y hacerse fotos. Tenga en cuenta que se trata de la ladera de una montaña, húmeda y con tramos de cierto grado de complejidad para subir, por lo que no se recomienda hacer el ascenso con niños pequeños ni con personas que tengan dificultades de movilidad.

¿Cómo llegar? Hay que coger la carretera N-550 y pasado Porráns, en Barro, a pocos minutos en coche aparecerá un desvío a mano derecha. Si se viene desde Santiago o Caldas, al pasar Tivo hay que estar atentos a las señales para girar a la izquierda hacia Barosa. Hay aparcamiento suficiente y en momentos de sol, se puede disfrutar de una zona de merendero. El Camino Portugués a Santiago pasa muy cerca del acceso a la fervenza.

 

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/arousa/o-grove/2023/01/29/cuatrolugares-visitar-invierno-entorno-pontevedra-aprovechando-tregua-lluvias/00031675009016138836655.htm

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