El desmonte de la antigua subida de la PO-531 permitirá conectar la Autopista do Atlántico y la Autovía do Salnés con cuatro carriles, al tiempo que se habilita el paso para la futura vía de alta capacidad a Vilagarcía
Las empresas que ejecutan el macronudo de Curro acaban de comenzar la tercera y última fase de la obra, en la que se van a abrir los accesos a la futura autovía de Pontevedra a Vilagarcía, así como la conexión de cuatro carriles –dos por sentido– entre la Autovía do Salnés y la Autopista do Atlántico.
Operarios y máquinas se ocupan estos días del desmonte en la antigua subida de Curro por la PO-531, que es por donde se trazarán los viales que faltan en esta obra. Los trabajos se centrarán en esa zona durante los próximos meses, y servirán para habilitar los accesos a la futura autovía a Baión –que conectará con las dos circunvalaciones de Vilagarcía– y para habilitar la conexión definitiva entre la autopista y la Autovía do Salnés.
Ésta se realiza en la actualidad a través de una calzada de dos carriles –uno por cada sentido de la circulación–, pero cuando termine esta tercera fase del macronudo pasará a disponer de cuatro carriles, dos para cada lado. La previsión es que estas obras se prolonguen hasta finales de año, de modo que a partir de enero se ejecute la cuarta y última fase, consistente en la conexión de todos los enlaces, la instalación de la señalización definitiva y la apertura del nudo al tráfico.
El de Curro es el mayor nudo de comunicaciones por carretera de toda Galicia, ya que servirá para enlazar una autopista, hasta tres autovías y varias vías secundarias. Ocupa una superficie equivalente a unos 62 campos de fútbol o a todo el casco urbano de la ciudad de Pontevedra, y se estima que pasarán por él más de 20.000 vehículos diarios.
Se trata de una de las obras de ingeniería más costosas y complejas de cuantas se ejecutaron en Galicia en los últimos años. Hubo que rebajar en 26 metros el monte de Curro, para lo cual se recurrió a explosiones controladas –que se realizaron sobre todo en horario nocturno–, se movilizó maquinaria especial, como una retroexcavadora capaz de retirar cuatro millones de kilos de tierra de una sola palada, y en muchos días llegaron a trabajar simultáneamente en la obra hasta un centenar de obreros. La obra la llevan a cabo las empresas Copasa y Puentes y Calzadas, con un presupuesto que ronda los 40 millones de euros.
La actuación se ha dividido por fases ya que era necesario mantener el tráfico Vilagarcía-Pontevedra durante la misma y no era posible habilitar una carretera alternativa separada del ámbito de influencia del macronudo. La segunda fase terminó con la apertura de la gran rotonda que en la actualidad distribuye la circulación.
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