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lunes, 21 de marzo de 2016

Corrientes de agua que arrastran recuerdos

Dos rutas sencillas y cómodas, que permiten un contacto directo con el pasado y la naturaleza que rodea estas cascadas

Hay rutas o senderos que se pueden disfrutar con el sol y ser percibidos como un paseo agradable y luminoso. Otros, como es el caso del sendero que atraviesa las fervenzas de Barosa y el que discurre al lado del Umia, en Caldas, parecen lucir aún mejor con una cortina de lluvia que aumente sus caudales y haga lucir sus saltos y rápidos.
No hace falta ningún tipo de preparación especial, ni siquiera un calzado específico o ser un apasionado del senderismo para poder realizar ambas rutas. Son unas caminatas cómodas, que, sin mayor esfuerzo, pueden realizarse en el mismo día.
La proximidad a Pontevedra es un grado. Y es que ambos destinos están a un pequeño paseo en coche. Barosa queda a unos 18 kilómetros y Caldas a 20. Veinte minutos en coche y sin posibilidad de perdida. Dos rutas rodeadas de recuerdos e historia.
Empezando por Caldas, la conocida como Ruta del Agua o paseo fluvial del Umia, sale desde la Carballeira de la villa, y discurre por la senda izquierda del río. Es un camino sencillo de tierra, que en ocasiones alterna con asfalto al integrarse en zonas más rurales como Segade de Arriba, en el que llega a discurrir entre las casas.
Aunque no tiene demasiada perdida, apenas existen indicadores visibles, por lo que conviene descargarse de la web del Concello un mapa que muestra el recorrido para evitar falsas caminatas y no perderse innecesariamente.
Tras el inicio de tierra, atravesaremos un puente de madera para cambiar de orilla y andar unos cuantos metros de asfalto para adentrarnos en la aldea antes mentada. Siguiendo la ruta aparecerán varios miradores desde los que contemplar el Umia y comprobar cómo gana velocidad y comienzan a aparecer los primeros rápidos y saltos de agua.
Tras 20 minutos de caminata, uno se encuentra en medio de la naturaleza y transcurre por pistas de tierra entre árboles y el ruido de los rápidos. Podremos observar un par de molinos de agua rehabilitados como viviendas a nuestra izquierda. Encarándonos río arriba llegaremos hasta un pequeño pero majestuoso mirador que ofrece unas vistas impresionantes de la cuenca del Umia, con la antigua central hidroeléctrica enfrente y su enorme chimenea. A la derecha, una larga y hermosa cascada. Sencilla y cómoda, una ruta obligada.
El parque natural del río Barosa es un paraje inigualable para pasar una tarde de ocio y tranquilidad, ya sea en solitario o en compañía. Aunque la cascada es el principal reclamo, el sendero que discurre a su vera es interesante y se puede realizar en una media hora.
Requiere algo de pericia con los pies, pero nada complicado. Asemeja a ascender una escalera de piedra que se aparece de manera muy natural e intuitiva. En la subida, nos encontramos con viejos molinos de piedra y varios bancos con excelentes vistas de la caída del río.
Tras alcanzar la cima, podemos cruzar el río y adentrarnos en un sendero cercano que serpentea entre un espeso bosque. Por un momento, uno olvida donde está. Tras unas decenas de metros de descenso, finaliza en la entrada del parque.

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/pontevedra/2016/03/19/corrientes-agua-arrastran-recuerdos/0003_201603P19C11998.htm

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