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martes, 20 de noviembre de 2018

Un vecino en Domaio construye sus propios aviones desde casa




Podría decirse que en lugar de coches, en este momento tiene dos aviones, y en lugar de garaje, un hangar. Marcos Varela Sartal es natural de Curro, en Barro, pero vive desde hace doce años en Domaio cuando comenzó su gran afición por la aviación experimental que le ha llevado a construir dos ultraligeros y adquirir su tercer aeroplano en Italia, un biplaza con el que ya ha viajado al Algarve, en el sur de Portugal, en compañia de su mujer, Eva María Alján.
Este electrónico naval tiene solo 43 años, pero muchas horas de vuelo en una afición que empezó con solo 10 años, en la Escuela de Aeromodelismo en Pontevedra, y que se afianzó en 2006 cuando conoció a un miembro de la Asociación de Aviación Experimental (AAE), integrada por unas 300-400 personas en España. Aquello le enganchó de tal manera que vive a caballo entre Domaio, un territorio en donde paradójicamente no puede volar al ser Espacio Aéreo Controlado (CTR) del aeropuerto de Peinador; y el campo de vuelo de Cerval, en Vilanova de Cerveira, en Portugal, en donde tiene los aviones. Hace unos años, vendió el primero y ahora tiene dos.
Marcos Varela estudió Electrónica Industrial e ingresó en La Marina, en donde trabajó en la rama de electrónica y radio y, durante seis años, en submarinos, como el Príncipe de Asturias. Fue militar hasta los 24 años, en destinos en Cádiz y Murcia, hasta que abandonó y optó por regresar a Galicia y a la actividad civil. En la actualidad trabaja como electrónico naval en Vigo, que compagina con esta afición por la construcción y el pilotaje de aviones.
Cuando conoció la actividad de la AAE, empezó en 2006 la construcción amateur de su primer avión y descubrió que se podían hacer estos ultraligeros (hasta 450 kilos de peso) en casa. Su primera aeronave fue un modelo de madera, de origen americano, que tardó tres años en construir. Empezó a finales de 2008 y lo puso en vuelo en 2012. Tenía un peso de 165 kilos, autonomía de 4 horas y velocidad de crucero de unos 100-120 kilómetros por hora. Todo el avión lo construyó en un taller en Soutomaior, en donde antes residía y en donde también trabajó en los dos siguientes aviones.


El primer ultraligero lo vendió al cabo de cuatro años, ya que antes lo impide la ley por tratarse de una construcción amateur. Era un modelo Minimax que realizó con madera de pino sprucen o abeto que consiguió en el mercado local y parte del contrachapado que lo pidió en América, al igual que los planos.
Marcos Varela realizó en Vilanova de Cerveira las pruebas para obtener el título de piloto y hasta allí se llevó este primer avión, construido íntegramente por él para realizar las pruebas de vuelo. Para el motor, utilizó uno que adaptó de un coche Citroën 2cv:_"Estuve un mes carreteando por el campo de vuelo, haciendo saltos con el avión, a poca distancia del suelo. Aterrizaba y despegaba para familiarizarme con la máquina". Después de un tiempo, este vecino de Domaio ya volaba con el ultraligero hasta Lugo o Asturias.
Sobre la autorización para poder construir y volar tu propio avión, nunca pensó que fuera tan sencillo y prácticamente gratuito por parte de la Aviación Civil que es quien estudia tu proyecto, las plazas, peso y características y otorga el permiso de construcción. En esta tarea te acompaña un ingeniero que asigna la dirección general del Ministerio de Fomento para la zona del Noroeste y que realiza visitas para inspeccionar los trabajos de construcción.
Una vez construido el aparato, el siguiente paso es iniciar la tramitación burocrática, darlo de alta ante Notario y presentar el formulario de un impuesto en Hacienda por el que no se paga nada ya que se trata de autoconstrucción. Ese documento se remite a Aviación Civil para pasar la última criba que es la matriculación provisional del avión mientras no se hacen las horas reglamentarias de vuelo para conseguir la definitiva. Una vez alcanzadas, Aviación Civil otorga esa matrícula definitiva y el certificado de aeronavegabilidad que permite surcar el cielo del territorio nacional. La certificación se revisa cada dos años, como si fuera una Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
La paradoja de Marcos Varela es que con sus aviones no puede sobrevolar el lugar de Domaio, en donde reside, debido a la cercanía con el aeropuerto de Peinador. Con su ultraligero llega hasta una línea que marca Cangas y no puede acceder a la zona más interna de la ría, pero suele embarcarse en travesías que podrían recordar las mejores secuencias de "Memorias de África".


En el año 2012, este vecino de Domaio se decidió a construir su segundo avión,un Zenair CH601,en esta ocasión ya un biplaza de aluminio y más parecido a una avioneta para poder volar en compañía de otra persona. También de origen americano, adquirió allí los planos, parte del aluminio y la cúpula. El resto del aluminio fue comprado en España.
En la construcción de este aparato tardó 6 años y el primer vuelo de prueba lo realizó el pasado mes de septiembre. Varela llegó hasta Xinzo, en Ourense. El biplaza, con un peso de 285 kilos, tiene una autonomía de 8 horas y una velocidad de crucero de 150-180 kilómetros por hora. En esta ocasión, el avión ya tiene un motor aeronáutico de 80 cv.
Asegura que poder construir tu propio avión y pilotarlo es "un orgullo y una satisfacción, además de una sensación de libertad". Hasta que no lo hizo, siempre iba como segunda persona a bordo o con el instructor, "pero estar tu solo al mando del aparato, encender el avión y volar, es una libertad indescriptible". Nunca en estos años de vuelo ha tenido un percance, incluso cuando voló con su mujer hasta el Algarve, en el sur de Portugal. Fue un fin de semana en el verano de 2016, pero en esta ocasión ya lo hizo con el que fue su tercer avión, que no construyó, pero sí que reparó. Lo compró en Roma y lo trajo en un remolque con un compañero hasta Galicia, en donde lo puso a punto.
Se trata un biplaza, en aluminio, con motor aeronáutico de 6 cilindros y 120 cv. Tiene un peso en vacío de 320 kilos y alcanza una velocidad de crucero de 200 kilómetros por hora. El avión tiene una autonomía de 4 horas y asegura que con paradas, se puede cruzar perfectamente la península.
Marcos Varela es uno de esos aficionados a la aviación experimental que tienen en Vilanova de Cerveira su centro de reuniones. En Vigo, poco a poco, han ido perdiendo peso y en Peinador tan solo queda una avioneta de la empresa Tempus Air que se dedica a realizar trabajos aéreos de publicidad e imparte también el curso para título de piloto privado.
La Asociación de Aviación Experimental (AAE) es la que reúne a todo este colectivo de aficionados a volar que son la herencia de aquellos hermanos Wright, ingenieros inventores de la aviación en 1903. La AAE fue fundada en 1984 y actualmente la forman constructores aficionados además de interesados a la aeronáutica y la tecnología. Entre los socios hay gente de todo tipo, desde médicos y fontaneros hasta pilotos de caza e ingenieros aeronáuticos. Como dicen en la asociación "¡esa es la gracia!




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