La intervención de Alfredo Pérez Rubalcaba se preparó hasta el último detalle. Los jóvenes que se situaron detrás ensayaban media hora antes la ola y los cantos al líder; el público movía las banderas al escuchar los víctores.
Sobre las gradas carteles de apoyo de Redondela, A Cañiza, Barro, Condado-Paradanta, Crecente y Nigrán; así como un declaración “Te queremos; Bienvenido a Vigo Rubalcaba, cuenta con nosotros”, firmado Mujeres Viudas Demócratas. El aforo del estadio de As Travesas, más de 5.000 localidades, entre gradas, accesos y pista, estaba completo con representantes de todas las edades. El número de televisiones, de disparos de flashes y de periodistas acreditados contribuyeron a que un ambiente de los grandes eventos de corte nacional.
Militantes y simpatizantes esperaron pacientemente casi una hora a la llegada del cabeza de lista. El candidato quiso reunirse con representantes del sector naval, que junto a trabajadores de la limpieza se manifestaron a la entrada del estadio. Furgones de la Policía les cortaban el paso, impidiendo que se acercasen a las puertas. Por fin, a las 20. 20 horas, Rubalcaba hizo su entrada en medio de una aclamación popular. Recorrió las primeras filas, reservadas a los militantes y a los cargos políticos, entre los que estaba el ministro José Blanco, que fue ovacionado. En varias ocasiones, tuvo que pedir silencio para poder hablar. Pero también se vivieron momentos de tensión, en que la seguridad tuvieron que desalojar a varios intrusos que se colaron para gritar “políticos y banqueros, corruptos y usureros”.
Así, Rubalcaba finalizó una jornada en la que recorrió 1.200 kilómetros: Logroño a Madrid en coche; a A Coruña en avión y a Vigo en coche parando en Oroso, Rianxo y Betanzos con los mitines exprés.
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