«Es impensable que en un desembarco de cocaína en la 
costa de Pontevedra se deje a un lado a los clanes arousanos». En la 
Policía Nacional se tiene el convencimiento de que narcos oriundos de 
las Rías Baixas fueron los responsables de trasladar las tres toneladas 
de cocaína almacenadas en una nave industrial de Curro, en el municipio 
de Barro, desde el barco nodriza que alijó la partida de estupefacientes
 en Colombia hasta tierra.
De este modo, las pesquisas se centran en la actualidad en determinar la identidad de estos cómplices.
 Por lo pronto, todo parece indicar que los investigadores ya han puesto
 el punto de mira sobre un conocido de las fuerzas del orden que hasta 
el momento ha conseguido evitar tener antecedentes penales. «Lo que está
 claro es que los holandeses no tienen infraestructura en la costa 
gallega para fletar embarcaciones rápidas que realicen el recorrido de 
ida y vuelta entre la costa y el buque de la droga», añadieron estas 
fuentes.
La teoría que manejan es que los holandeses adquirieron en origen los estupefacientes,
 de tal modo que fueron narcos colombianos los que fletaron el barco que
 desplazó las tres toneladas de cocaína. En un punto indeterminado, 
pero, en principio, próximo a la costa pontevedresa, narcos arousanos 
asumieron la custodia de la droga hasta desembarcarla en tierra, una 
labor para la que presumiblemente habrían empleado algún tipo de 
planeadora de gran potencia.
Estas mismas fuentes añadieron que, a diferencia de 
los narcos gallegos que «ya han aprendido de la experiencia del pasado»,
 los holandeses «se hicieron notar demasiado» durante su estancia en 
Santiago. En un negocio donde prima la discreción, el hecho de alojarse 
en el Hostal dos Reis Católicos de Santiago, hacer ostentación de poder 
económico o llevar a cabo negociaciones con la rama británica con «los 
billetes [de quinientos euros] desparramados por la mesa a la vista de 
todo el mundo», tal y como recoge la agencia Europa Press, conllevó que 
muchos ojos se fijaran en los interlocutores.
Siete meses de investigación
No pasó mucho tiempo hasta que la Policía Nacional 
fue informada de estos hechos, pero lo cierto es que agentes 
especializados ya llevaban siete meses detrás de estos dos grupos. Las 
primeras informaciones, al parecer, partieron de las agencias antidroga 
estadounidense (DEA) y británica (NCA), pero también de las autoridades 
colombianas.
La National Crime Agency inglesa seguía a la banda a cuyo frente sitúan a Gary Williams, de 41 años.
 Natural del sudoeste de Londres, la NCA pudo saber que se había 
establecido en la Costa del Sol, donde podría haber establecido 
contactos con redes de narcotraficantes para distribuir cocaína tanto en
 su país de origen como en otros puntos de la geografía europea.
Hoy Gary Williams se encuentra entre los ocho 
ingleses detenidos. Se les considera los compradores de la cocaína, de 
tal modo que se estima que pudieron haber aportado un primer pago que 
podría rondar el medio millón de euros. A estas dos detenciones se 
sumaron las de los dos holandeses, supuestos importadores de los 
estupefacientes, y la de los dos vecinos de Málaga, meros transportistas
 entre Pontevedra y la Costa del Sol. Entre estos últimos, se 
encontraría un empresario «con alto poder adquisitivo, ?por eso no 
quería mezclarse con la droga y conducía el coche lanzadera?», recoge 
Europa Press citando fuentes de la investigación.
Al igual que el martes hizo el director general de la
 Policía Nacional, Ignacio Cosidó, ayer el delegado del Gobierno en 
Galicia, Santiago Villanueva, calificó este operativo policial, 
en el que participó el Greco Galicia, entre otras unidades, como un 
«golpe importantísimo» al narcotráfico. Antes de participar en 
los actos de la Pascua Militar en A Coruña, resaltó la «profesionalidad»
 de los agentes y la «colaboración» entre distintas administraciones y 
cuerpos.
Se trató de «un dispositivo complejo» contra el 
tráfico de estupefacientes destinados al «mercado europeo», con 
detenidos holandeses y británicos, además de españoles. Asimismo, 
Villanueva confirmó que, «en este momento, no hay detenidos gallegos».
Los 12 detenidos permanecen en prisión por el riesgo de fuga y de destrucción de pruebas
Las detenciones se sucedieron en Vigo, Santiago y 
Málaga el pasado 14 de diciembre. En el marco de la instrucción judicial
 asumida por un magistrado de la Audiencia Nacional y por un juez de la 
localidad de la Costa del Sol, se decretó el ingreso en prisión de los 
doce detenidos, según confirmó Susana Luaña, de la delegación de Arousa 
de La Voz.
En medios policiales se consideró acertada esta 
decisión. Ya no solo se trata de que la investigación no esté cerrada, 
sino que existe el temor de que los sospechosos, principalmente los 
holandeses y británicos, intenten fugarse para evitar una posible 
condena por tráfico de drogas.
Los tres mil kilos de cocaína son una cantidad de 
notoria importancia, lo que podría agravar el castigo. Se trata del 
mayor alijo de esta droga intervenido en tierra en Galicia desde 1999, 
año en el que, en el marco de la operación Temple, se decomisaron 5,1 
toneladas en una casa de A Pobra. Una pronta salida de prisión podría 
permitirles destruir pruebas que aún no han sido localizadas por los 
investigadores o, lo que es peor, avisar a potenciales cómplices.
«The Times» se hace eco de la operación Dulce
En su edición de ayer, el periódico británico The Times era
 uno de los medios internacionales que se hacía eco de la operación 
Dulce. «Siete británicos detenidos, mientras la policía interviene 
toneladas de cocaína». Así resumían la operación antidroga los 
periodistas de uno de los principales rotativos del Reino Unido. El 
artículo se centra en su arranque en la rama inglesa -la policía informó
 de que fueron ocho, y no siete, los detenidos de este grupo- y en la 
figura de su supuesto líder, Gary Williams.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2016/01/07/policia-centra-complices-gallegos-red-holandesa-britanica/0003_201601G7P10992.htm
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