¿Se acuerdan de aquella ardilla de la que antaño se
decía que podría cruzar la península Ibérica sin pisar el suelo, yendo
de árbol en árbol? Pues, actualmente, y con el legado que dejó la
recesión económica de por medio, ese mismo animal casi podría atravesar
las comarcas de Pontevedra y Arousa saltando de un polígono industrial
desierto a otro. La expresión puede resultar exagerada. Pero los números
asustan. Las dos comarcas suman casi un millón de metros cuadrados de
predios empresariales sin vender, a los que habría que añadir los
terrenos que están en manos de inversores pero en los que por una cosa o
por otra tampoco se han levantado naves. Estas zonas industriales
huérfanas de actividad equivalen a tres veces la superficie de la
pontevedresa isla de Tambo o dos de la de Cortegada arousana.
El pastel de suelo empresarial sin vender se reparte
en distintos parques. El que tiene más metros cuadrados que buscan dueño
de forma inmediata es el de Barro-Meis, donde la Diputación oferta nada
menos que 162.000. Y eso que el 2015 fue un ejercicio balsámico tras
varios años negros. No en vano, dos grandes firmas, Estrella Galicia y
Froiz, adquirieron terrenos en él.
Otro polígono que tiene espacio libre al por mayor
para naves es el de Baión. Lo gestiona la entidad Suelo Empresarial del
Atlántico y, según reza en su página web, hay algo más de 122.000 metros
cuadrados pendientes de adjudicar. Más allá de estos dos gigantes
industriales, hay terreno libre en los polígonos de Pontecaldelas,
Catoira y O Pousadoiro (Vilagarcía). Y mención aparte merece el parque
de Nantes, en Sanxenxo, metido en una maraña burocrática. El presidente
de la junta de compensación de ese área, Manuel Barbeito, cifraba en
unos 350.000 metros cuadrados los disponibles. Pero matizaba que «en Sanxenxo hai interese por eles, o problema son os atrancos que hai polo medio. Este é un parque atípico».
Noventa estadios de Pasarón
Los números resultan elocuentes si se ponen en
contexto. Juntando todos los metros cuadrados a la venta en las dos
comarcas, por ejemplo, podría darse cabida a dos plantas como la que
tiene Ence en la ría pontevedresa y todavía sobraría bastante espacio.
También cogería entero todo el puerto de Marín con sus tropecientas
naves industriales. O, siguiendo con los símiles industriales, incluso
se podría meter dentro de esos metros toda la factoría de Citroën de Vigo. Igualmente, se podrían construir noventa estadios como Pasarón.
Conscientes de que vender todo ese espacio no será
fácil, hace tiempo que los parques industriales cuelgan el cartel de
rebaja. En casi todos se pueden adquirir predios más baratos que hace
años. Pero, aún así, cuesta que las naves empiecen a levantarse. Y basta
con telefonear a algún empresario para encontrar la razón de la timidez
inversora: «Os bancos non o poñen fácil. Aí está o problema», decían ayer.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2016/02/12/pontevedra-arousa-suelo-industrial-vender-tres-islas-tambo/0003_201602P12C1992.htm
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