A Fracha, el monte que cruza la futura carretera A-57, ese vial llamado a
circunvalar Pontevedra conectando desde Vilaboa hasta Curro,
actualmente parece un terreno colchonero. Sí, del Atlético de Madrid.
¿Por qué? A cuenta de los trabajos de este vial toda la zona está
plagada de picas de plástico rojiblancas que señalan tanto el futuro
trazado como las zonas de servicios -tal y como contaban ayer algunos
residentes a los que les expropiaron terrenos-. Los temporales y el paso
del tiempo hicieron mella en esas picas, que están casi todas a ras de
suelo en vez de colgadas en los hierros y cintas donde inicialmente las
habían colocado. Más allá de estas señales, hay claros síntomas de que
la A-57 está en marcha. Los más evidentes son los enormes desmontes de
tierra en varios puntos. Cabe recordar que el tramo adjudicado en julio
del 2015 va desde A Ermida hasta Vilaboa, un recorrido que no llega a 7
kilómetros y que cuesta a las arcas públicas 59,4 millones, es decir,
que sale a 9,2 millones de euros por cada kilómetro de vial.
Empezamos el chequeo de l futuro vial en las proximidades de A Ermida.
Hay carteles que informan de las obras y otros que invitan a no pasar
por caminos del monte debido a estos trabajos. Incluso hay una
excavadora allí en medio de un desmonte bien evidente. Pero no hay
rastro de obreros. «Hai dúas semanas ou así que pararon. Ás veces andan traballando aí e ás veces non», informan desde una hípica a tiro de piedra de los trabajos.
Hacia Pintos, otro punto próximo a las obras, los desmontes de tierra
vuelven a evidenciarse. Algunos son de dimensiones considerables. Pero,
de momento, y pese a que la adjudicación de los trabajos fue ya en el
verano del 2015, no se dibuja ni se adivina el futuro trazado viario.
Cabe recordar que hasta hace poco sobre esta infraestructura pesaba un
recurso interpuesto por la Plataforma de Afectados por la A-57, que
reclamaba la paralización cautelar de los trabajos al entender que la
afección ambiental sería irreparable. Pero el Tribunal Supremo ha
desestimado ese recurso y se inclina por dar continuidad a la obra. Más
allá de este revés judicial, a pie del que será el futuro vial, puede
verse cartelería alusiva a ese descontento: «A-57 absurda», rezan
algunos letreros. Otros lugareños, sin embargo, al preguntarles por los
trabajos, señalan: «Van ben, o monte estaba totalmente abandonado así
que da igual que pase por aí a estrada».
A Canicouva es otra de las zonas por donde pasa la carretera. Allí, los
desmontes de tierra, de momento, están menos desperdigados. Eso sí,
todos los vecinos están bien al tanto del proyecto. Manolo, que ayer
trabajaba en su viña, indicaba: «A min cólleme un anaco
pequeno de terreo pero non para a estrada principal, senón porque penso
que aquí vai algo para servizos, unha ponte elevada ou algo así». Él lleva tiempo sin ver las palas trabajando por A Canicouva. Dice que «quédalles moito por facer».
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/vilaboa/2017/02/17/desmontes-tierra-avanzan-futuro-vial-dibuja/0003_201702P17C2991.htm
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