Barro estalló ayer en fiestas después de que los pioneros de la feria del vino, Manolo García y Valentín Buceta, cortaran la cinta inaugural de la fiesta, decretando de forma oficial la apertura de las casetas en las que turistas y vecinos degustan ya las diferentes variedades de vino que se reúnen en el Pazo da Crega.
Antes de dar paso a la primera degustación de los
caldos barrenses, y bajo la atenta mirada de decenas de personas, el
actor Miro Magariños pronunció un alentador pregón en el que no faltaron
alabanzas y loas no solo a la calidad de las uvas que se cosechan en
los viñedos del municipio, sino a la labor de los trabajadores y
humildes colleiteiros particulares que cuidan sus cepas desde hace décadas produciendo un vino que cada año se supera en calidad y sabor.
También el alcalde Fernández Abraldes pronunció unas
palabras con las que quiso ensalzar la labor que durante siete años
desempeñaron Manolo y Valentín, que sirvió para consolidar la fiesta de
Barro como una de las más visitadas y conocidas de la comarca. «Todo el
mundo sabe ya que después de la fiesta del vino de Barrantes viene la de
Barro y después, en agosto, la del albariño de Cambados», sostiene el
regidor nacionalista. En su discurso quiso dejar claro que el
protagonismo de los próximos festejos recaerá en los agricultores
privados devolviendo el carácter rústico y familiar que caracterizó al
evento durante sus primeros años de vida.
Los protagonistas del día, que fueron Manolo y Valentín, se mostraron «moi contentos» por recibir la invitación del concello y admiten que no tenían ningún discurso preparado para inaugurar la fiesta.
Tras la ceremonia, y con la música de fondo de los
cantantes de la orquesta Los Satélites y Royal, las casetas en las que
además de vino se vendían platos típicos de la gastronomía gallega como
empanada, pulpo o mejillones al vapor; se fueron llenando de gente
ansiosa por probar las variadas clases de vino que tanto cosecheros
particulares como bodegas ponían al alcance de los clientes a precios
populares que oscilaban entre los 2 y 6 euros en función del tipo de
consumición. No solo se vendían copas, tanto empresas como productores
privados aprovecharon el evento para vender sus productos, a través de
botellas individuales o estuches e intentar fidelizar al mayor número
posible de compradores.
En las casetas se reunieron un total de diez bodegas
que ofrecen una veintena de variedades entre las que se puede encontrar
el tinto caíño. Por su parte, el medio centenar de colleiteiros ofrecen vinos blanco y tinto país, albariño y caíño.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2015/06/20/fundadores-simbolo-defensa-vino-barro/0003_201506P20C7991.htm
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