Corría el año 1979 cuando Ramón Pintos decidía abrir, en la carretera de Vilagarcía, el restaurante El Abuelo Pintos. Un local de grandes dimensiones que gracias a su buena ubicación, a la inmejorable atención y a la deliciosa comida, pronto consiguió ganar un enorme prestigio en la zona.
A los pocos años, el propietario dejaba el local en manos de sus tres hijos, pero la decisión de dirigir su vida hacia otros negocios, llevó al mediano de ellos, Carlos Alberto Pintos, a ponerse al frente del mismo hace 39 años.
Por aquel entonces, el emblemático establecimiento "abría las 24 horas del día, todos los días de la semana", tal y como recordaba ayer el hijo del dueño, Alberto Pintos, pero poco a poco, y después de más de 30 años con este horario, el actual propietario quiso reducir las horas de atención al público.
"De aquella, el restaurante abría las 24 horas, pero mi padre decidió ya no abrir por las noches y que el local se quedase como un local de día", señala Pintos.
"De aquella, el restaurante abría las 24 horas, pero mi padre decidió ya no abrir por las noches y que el local se quedase como un local de día"
Más allá de su horario, la fama de sus bocadillos, del churrasco y del vino tinto pronto lo situaron en un referente en toda la provincia. "Era un clásico de la zona. Aquí venía gente de todo el mundo, de todos lados. Había clientes que venían de paso pero otros muchos venían a propósito aquí desde Vigo o Lugo", asegura Pintos.
Tal vez por todo esto, por su gran historia y por tantos años de vivencias, el día de ayer fue un poco agridulce para los dueños, porque después de casi cuatro décadas al frente de este restaurante, tocaba despedirse. El motivo de su cierre no es otro que la jubilación del dueño, y la falta de relevo entre sus hijos.
"Mi padre se jubila y los hijos no nos podemos quedar con él. Yo tengo apartamentos turísticos y tengo también un negocio de venta de vehículos y no puedo hacerme cargo de él. Es una lástima dejarlo pero nosotros seguiremos por aquí cerca, porque además del local en sí, tenemos bastante terreno por la parte de atrás donde tenemos animales y perros, así que ir, no nos vamos", asegura Alberto Pintos.
En su último día de actividad, hubo mucha "nostalgia". "Vino mucha gente a comer y a despedirse, a tomar chupitos, e incluso nos trajeron flores".
Eso sí, el hijo del dueño y nieto del fundador no descarta que su familia pueda volver a dirigir el local en un futuro. "Nunca se sabe, quizá el día de mañana volvemos a cogerlo, nunca digas nunca", insiste.
" Quizá el día de mañana volvemos a cogerlo, nunca digas nunca"
Tanto él como su hermana, Lidia, y su madre, Natividad, saben perfectamente lo duro que es el sector de la hostelería, ya que han estado con su padre mano a mano durante muchos años.
"Aquí trabajamos todos, a veces unos, a veces otros, pero siempre estuvimos todos trabajando, a todos nos tocó", apunta Pintos, que asegura que "es una lástima dejarlo" pero "es un sector muy complicado, es un trabajo que te requiere muchísimo tiempo".
"Es un sector muy complicado, es un trabajo que te requiere muchísimo tiempo"
Justamente por eso, aunque cerrar el local produce cierta tristeza, también deja un gran alivio entre los dueños. "A ellos les toca aprovechar la vida. Es duro dejarlo pero también ven la libertad que no tuvieron y que te quita la hostelería".
"A ellos (sus padres) les toca aprovechar la vida. Es duro dejarlo pero también ven la libertad que no tuvieron y que te quita la hostelería"
CLIENTES VIP. Con el reconocimiento que adquirió este establecimiento a lo largo de los años, no es de extrañar que por él hayan pasado numerosas autoridades.
"Por aquí vino mucha gente conocida, desde futbolistas como Iago Aspas hasta infinidad de actores y actrices gallegos", entre ellos Ernesto Chao, más conocido coo Miro Pereira por su papel en Pratos Combinados.
Además, entre los clientes más famosos destacan también un sinfín de políticos, los más reconocidos "Núñez Feijóo o Mariano Rajoy".
"Por aquí vino mucha gente conocida, desde futbolistas como Iago Aspas hasta infinidad de actores y actrices gallegos"
OTRO LOCAL EN VILANOVA. El nombre de El Abuelo Pintos no solo estuvo presente en la zona de Barro. Al poco tiempo de abrir este restaurante, la familia decidió abrir otro en Vilanova de Arousa, se llamaba El Abuelo Pintos 2.
"Tendrá cerca de 40 años, porque se abrió al poco tiempo de abrir este. Lo gestioné yo pero lo dejé hace cinco años, y ahora continúa con actividad pero con otro nombre", recuerda Alberto Pintos.
20 visitas en solo una semana
La noticia del cierre de este establecimiento era un secreto a voces entre sus clientes. Por eso, en la última semana se produjeron infinidad de llamadas mostrando interés por alquilar el local.
"Ha venido a verlo muchísima gente. En solo una semana recibimos unas 20 visitas", asegura Alberto Pintos.
Por el momento, no está nada decidido sobre quién sucederá a la familia Pintos, ya que, tal y como confirma el hijo del propietario, "estamos viendo quién es la mejor persona para quedarse con el local".
Lo que está claro es que "todos quieren seguir con el restaurante, nadie lo quiere cambiar ni cambiar su actividad", por lo que, aunque esto sea una despedida, la esencia de El Abuelo Pintos seguirá viva muchos años más.
https://www.diariodepontevedra.es/articulo/pontevedra/cierra-restaurante-abuelo-pintos-mas-40-anos-actividad/202301311924541238006.html
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