Todas sufren o sufrieron cáncer; la enfermedad fue su nexo. Ahora también las une el Camino. Y de qué manera
Cuando a María Perdiguero le tocó lidiar con un cáncer de mama, le hablaron de las asociaciones de enfermos oncológicos, de que quizás le viniese bien compartir experiencias con otras personas que estaban pasando por lo mismo. «Y yo pensaba, claro, no me llega con lo mío que voy a ir a escuchar lo que tienen los demás también», recuerda María. Tenía 36 años entonces. Le plantó cara a la enfermedad. Volvió a hacerlo a los 38, cuando se repitió el diagnóstico. Ahora enfila los cuarenta años. Y son muchas cosas las que han cambiado en ella. Se dio cuenta de que los retos se superan. De que la vida hay que beberla a sorbos. Y también descubrió que, tal y como le decían, el apoyo de personas que pasan por la misma patología es algo vital. Por eso María es una de las doce peregrinas que están haciendo el Camino Portugués en un grupo bien singular: son doce mujeres, todas ellas vestidas de rosa y con el denominador común de haber pasado o estar pasando por una enfermedad oncológica.Ayer a media mañana, tras hacer noche Pontevedra y haber disfrutado de la jornada del día anterior por tierras de Tui o Arcade, las doce caminantes rosas llegaron hasta Barro. Le habían pedido a la tabernera de A Pousada do Peregrino que les tuviese preparada una de sus famosas tortillas para desayunar. Y allí se plantaron ellas. Algunas llevaban ya ampollas. A otras les dolían las articulaciones... pero todas sonreían. «Esto nos demuestra que las cosas sí son posibles, que los retos están para alcanzarlos. Todas las que estamos aquí hemos pasado por un cáncer y alguna todavía está en tratamiento. Y aquí estamos. Somos conscientes de que otras personas, mujeres como nosotras y también hombres, se han quedado en el camino, a algunas nos ha tocado verlas quedarse, pero las que estamos aquí tenemos que seguir adelante», señalaba María.
La doctora González Cortijo
¿Cómo se unieron estas doce mujeres? Cuentan
ellas que todas forman parte del proyecto fundado por la oncóloga Lucía
González Cortijo, de la unidad de mama y ginecología del hospital Quirón
de Pozuelo, en Madrid. Fue ella la que formó un gran equipo, con casi
200 mujeres, llamado Corre en rosa. La idea es bien sencilla: ponerse a
correr y a andar para paliar los efectos secundarios de los tratamientos
oncológicos. Y qué mejor para poner los pies en movimiento que el
Camino de Santiago. De ahí que el grupo de doce peregrinas desembarcase
en Tui este fin de semana para intentar llegar mañana a Santiago de
Compostela.
Su vestimenta de color rosa y sus sonrisas de par en par no
pasaban ayer desapercibidas. La primera en quedarse encantada con la
visita fue la responsable de A Pousada do Peregrino, que señalaba: «Foi
moi bonito telas aquí e ver o ánimo que teñen todas, a verdade é que me
encantou que nos reservasen mesa para tomar o almorzo aquí». En Barro, también
el teniente de alcalde, José Sanmartín, se encargó de salirles al
Camino. Les dio la bienvenida al municipio, se hizo fotografías con el
equipo rosa e incluso grabó un vídeo donde las protagonistas de la
iniciativa cuentan su experiencia vital. Luego tocó seguir el camino hacia Caldas y, más tarde, hasta Pontecesures, donde tenían previsto dormir ayer. A las siete y media de la tarde, todavía no habían alcanzado su destino. María, convertida en portavoz y experta en el Camino, ya que es la tercera vez que lo hace, concluía: «Vamos muy tarde, muy cansadas y con ampollas... pero no importa, llegaremos. Eso seguro. Es maravilloso el Camino».
Todas ellas, que son madrileñas, se implicaron en un proyecto llamado Corre en rosa
En Barro, un concejal les salió al paso y les grabó un vídeo contando su experiencia
.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2017/05/16/peregrinas-demas/0003_201705P16C6992.htm
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