Aunque en día fuesen bonitos, es difícil que los edificios sin uso, a veces sin terminar y sin mantenimiento alguno envejezcan con dignidad. Lo más habitual es que agonicen convertidos en adefesios. En la comarca hay varios ejemplos de ello, algunos a pie de carretera y bien visibles para los conductores. Todos tienen su historia. Son casos muy diferentes; unos fueron naves industriales, otros no llegaron a ser nada, solo esqueletos de cemento, otros más albergaron hoteles o restaurantes... pero todos tienen un denominador común. Fueron el sueño de alguien aunque, pasado el tiempo, se hayan convertido en la pesadilla de ayuntamientos, vecinos o simplemente de quien pasa cerca de ellos y no puede dejar de pensar que se trata de construcciones horrendas por su actual estado.
Empezamos por una de las más curiosas. Ni siquiera es de cemento, sino de chapa. Es el avión que da la bienvenida a Barro por la carretera N-550. ¿Símbolo o adefesio? La respuesta no es fácil. El avión, que aterrizó para siempre en una finca, está bastante deteriorado, con lo que su estética no es la más adecuada. Pero también es cierto que para muchos se ha convertido ya en todo un clásico. El artefacto en cuestión, construido por unos vecinos del municipio, fue un bar ambulante. Se estrenó en una fiesta del vino de Barro y luego pululó por distintas celebraciones. Un día, aterrizó en esta parcela, donde se terminó cerrando para no abrir más. Han pasado más de dos décadas desde entonces. Y ahí sigue el avión. Sin coger pista.
Antes de marcharnos de Barro, se puede visitar otro adefesio a pie de carretera. Está en Curro, bien a la vista desde la carretera que va de Pontevedra a Vilagarcía y a tiro de piedra de la iglesia de Barro. Es un inmueble enorme, a medio acabar. En las plantas superiores no llegó a tener actividad, aunque hay quien dice que estaba previsto que tuviese uso hotelero o similar. En el bajo hubo negocio. Pero ahora también está sin actividad. El alcalde de Barro, Fernández Abraldes, tiene claro qué hay que hacer con esta edificación: «Ten unha orde de derribo da APLU. Non sei se os seus donos van a intentar recorrer a través da Xustiza, pero eu creo que se debe tirar. É un despropósito total e absoluto».
Poio es otro lugar donde pueden verse varios armatostes a pie de carretera. Uno de ellos, una edificación de piedra también llamada a dar cabida a un establecimiento hotelero pero sin nunca llegar a alcanzar esa meta, está en el paseo de Lourido. Una vecina aporta su visión: «Ás veces as obras empézanse, mándanas parar e despois aí quedan. Mira que feo está isto». Pues sí, no tiene una estética bonita, sobre todo, teniendo en cuenta que está a tiro de piedra del mar.
La última parada es en Pontevedra. En una nave que da a orillamar en Mollabao, la de Pazó. Construcciones industriales como esta, en desuso y en creciente deterioro, hay más. Esta, que albergó un negocio relacionado con el naval, ahora solo agoniza.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2017/05/16/suenos-cemento-chapa-veces-terminan-pesadilla/0003_201705P16C2991.htm
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