"El viñedo es mío, la uva es mía, la marca es mía y todo me lo hago yo sin tener que dar explicaciones a nadie", David Landín.

El camino desde el doctorado al viñedo

David Landín elabora su primer albariño tras su tesis

David Landín fue el autor de la primera tesis doctoral centrada en el albariño cultivado en el Valle de O Salnés. Pero sus años de estudio e investigación terminaron con la crisis. Su formación y experiencia le han llevado a lanzar al mercado las primeras cuatro mil botellas de su propia marca de vino, el Pausa.
Tenía una beca de investigación en la Estación Experimental de Viticultura y Enología de Leiro, en Ribadumia, hasta que los recortes se cruzaron en su camino. "Las becas de investigación se acabaron con la crisis", afirma David, que añade "Si no puedes seguir en las líneas de investigación, al final, lo que has adquirido, tienes que aplicarlo en la privada ya que con la Xunta no se puede". Ahora, tras acumular experiencia en diferentes bodegas, se ha lanzado de cabeza a su nuevo proyecto personal, su propio albariño.
En una antigua finca de monte situada en la localidad de Briallos (Portas), propiedad de su familia, reconvertida ahora en tierra de cultivo, David ha creado su viñedo. "La finca está en el corazón del salnés, pero lo más importante es el terreno, su orientación y las horas de exposición al sol", declara David, quién se muestra muy contento con su decisión, "trabajo para otras bodegas haciendo exactamente lo mismo, pero en este caso la diferencia es que el viñedo es mío, la uva es mía, la marca es mía y todo me lo hago yo sin tener que dar explicaciones a nadie".
En su primera añada han obtenido un total de cuatro mil botellas de "cien por cien albariño de nuestro viñedo, sin otro tipo de uva", asegura David. Su secreto no es otro que el trabajo bien hecho y una pequeña vuelta a la vieja escuela del albariño "En este viñedo hemos vuelto un poco más a lo tradicional. Por ejemplo el abono que usamos, siempre es orgánico y además este terreno hace que se necesite sulfatar menos ".
Al final, los años de formación y estudio dan su resultado, que no es otro que una materia prima de óptima calidad que no pasa inadvertida para al resto de bodegueros de la zona. "La uva es realmente buena, de hecho le vendemos a varias bodegas. Llegamos a vender hasta el 80% de nuestra producción", afirma David, que no duda en calificar su experiencia como "muy grata".

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