Aunque el 37 % de concellos subieron las tasas se dan graves diferencias
La decisión de instalarse en un municipio concreto o en el inmediatamente colindante, va a acabar requiriendo, además de consejos inmobiliarios, de un servicio de asesoría fiscal.
La disparidad que existe entre unas localidades y otras por la prestación de un servicio tan doméstico como el de la recogida y tratamiento de residuos sólidos urbanos, es decir, de la bolsa de la basura de toda la vida, puede llegar a costar entre 108 euros al año si se está empadronado en Poio o solo 15, si se opta por ser vecino de Arbo. Una diferencia de 93 euros, (15.983 pesetas para los que una década después de la llegada del euro aun traduzcan a la vieja moneda el coste de la vida).
Esta falta de equidad entre los habitantes de una misma provincia ha aflorado por la crisis, pero también por el informe elaborado por el ORAL, el organismo autónomo de la Diputación de Pontevedra que se encarga de la recaudación de los tributos locales en la provincia. El estudio, revelado días atrás por el presidente provincial, Rafael Louzán, ha sacado a la luz el desfase que existe entre la política fiscal de determinados concellos y el coste real del servicio que presta en Galicia la sociedad Sogama, 122 euros anuales por hogar. Una cifra que multiplicada por cada uno de los domicilios de esta provincia, en el entorno de 240.000, rozaría los 30 millones de euros al año, una abultada factura que ha ido generando una deuda que crece a un ritmo anual de 250.000 euros, cada día más difícil de afrontar por determinadas arcas municipales.
Es en la comarca de A Paradanta donde más barato resulta abrir la tapa del contenedor, salvo en A Cañiza, donde se pagan 48 euros. Además del ya citado caso de Arbo, hay concellos como el de Covelo con tasas por debajo de los 30 euros (28,14 en el casco urbano y 18,77 en viviendas rústicas), cuando la media se sitúa en el entorno de los 60-70 euros, tras las actualizaciones para el 2012, adoptadas en el 37 % de los municipios pontevedreses. El más paradigmático, Barro, donde la tasa pasó de los 6,01 euros que se aplicaba en el 2011 a los 60 de este año.
Ribadumia duplica la tasa
En esta misma comarca, la de Pontevedra, y al margen de, ya comentado caso de Poio, donde también se ha subido, 4 euros, las tasas no se han modificado. Campo Lameiro sigue cobrando 34 euros, Cotobade (40); A Lama (60); Ponte Caldelas (65) y Vilaboa (34).
En la del Ulla-Umia el salto más significativo se da en Portas, que pasa de 30,05 a 86 euros. En Caldas se subió tres euros en las viviendas urbanas (80,93) y apenas unos céntimos en las rústicas (34,69), consolidando así una gran diferencia entre el caso urbano y el medio rural que no se justificaría con el coste del servicio. Ponte Cesures cobra 52 euros, Valga (47,72); Catoira (58), Cuntis (70,55) y Moraña (36).
En la comarca de O Salnés, el lugar más caro es Vilagarcía, con 96 euros, igual que el pasado año. En Sanxenxo pagan también igual (91,33); en Cambados (90); Meis y Meaño (54), A Illa (72,95); O Grove (86), en Vilanova (78,12) y en Ribadumia, (63), más del doble que el año pasado.
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