El desarme, obviamente, estaba en el centro de nuestras preocupaciones, y los Derechos Humanos, siempre los Derechos Humanos, el currículum de la noviolencia, la Declaración Universal de 1948, precisamente, el mismo año en el que Mahatma Gandhi, moría asesinado, ¡qué paradoja!.
Llorenc Vidal, un inspector de educación mallorquín, desde mediados de los años ‘60, venía animando, con desigual fortuna, a colegios e institutos, a conmemorar, cada 30 de Enero, aquel magnicidio. Él fue el auténtico impulsor de las primeras celebraciones en España del DENYP (Día Escolar de la Noviolencia y la Paz). Nosotros simplemente lo seguimos.
Éramos muy pocos, unos aquí y otros allá, como diría el poeta Manuel María, desparramados por la geografía gallega, promoviendo iniciativas alrededor de esta fecha, Suso Jares, Calo Iglesias, yo mismo, en Vigo, en Catoira, y muy pocos centros más. Sin embargo, desde mediados de los años ‘80, la celebración se fue extendiendo, había ya una reivindicación concreta, un llamamiento al profesorado, las primeras Unidades Didácticas, los primeros encuentros, conferencias, mesas redondas, talleres..., tímidamente el Día Escolar por la Paz empezaba a conocerse, poco a poco, sin apoyos, de manera voluntaria, el profesorado se sumaba, y no era fácil. Blandos, conciliadores, ingenuos, utópicos... era de lo mejor que nos llamaban.
Habría que esperar a la Ley de Educación del ‘90, a la LOGSE, para que la Educación para la Paz pase a ser un eje transversal obligatorio del currículo. Fue un cambio radical, propiciado, obviamente, por el trabajo previo de muchos grupos y organizaciones como la nuestra, en el conjunto del Estado, entidades de educación e investigación para la paz, agrupadas hoy en AIPAZ, que nacen en aquellas mismas fechas, algunas alrededor del Movimiento de Objeción de Conciencia, el MOC y de la campaña anti-OTAN.
La transversalidad, es decir, que los objetivos, contenidos, metodologías, actividades, de la Educación para la Paz, atraviesen e impregnen el currículo en todas direcciones y, sobre todo, la vida de los centros, se fue convirtiendo, quizás sin quererlo, en tangencialidad, es decir, tocaba el currículo, en un día, por ejemplo, el de la paz, y luego desaparecía. También, debemos reconocerlo, hubo escaso interés institucional por ella, se hizo muy poco en formación del profesorado, se veía con mucha desconfianza, y el balance final no fue especialmente positivo. Muchas expectativas y pocas nueces. Por eso, la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, que recogía muchos de los contenidos transversales anteriores, se hizo materia diferenciada y con profesorado específico.
Y la Conflictividad y la Violencia escolar se vió, por fin, como un problema. Y Jokin nos dejó a todos fríos, en Hondarribia. Era 2004. Y comenzaron en serio los Planes Integrales para la Mejora de la Convivencia Escolar, los Planes de Convivencia de Centro, los Observatorios, los Equipos de Mediación y Tratamiento de Conflictos.
Y aquí estamos, a las puertas de un nuevo 30 de Enero, persistiendo en la importancia de la celebración, pero, sobre todo, de la incorporación diaria de la Educación para la Paz al currículo, en la prevención de las violencias, en el fomento de la convivencia, en el apoyo a los equipos de mediación y tratamiento de conflictos, a la igualdad de género, los derechos humanos, el diálogo y la interculturalidad, la justicia y la noviolencia, los valores cívicos y democráticos, la ciudadanía, objetivos con los que simbolizar -en un día- el trabajo de todo un año, de tantos años.
El Seminario Gallego de Educación para la Paz, igual que hace 26 años, ofrece su colaboración al profesorado. En su web: www.sgep.org pueden encontrar numerosos recursos didácticos, propuestas, como la de los Paraguas por la Paz, una manera muy vistosa y lúdica de organizar las celebraciones de este 2012.
Y como en años anteriores, ese día, el 30 de Enero, lunes, tenemos una cita con el alumnado de Padrón en la Huerta de la Paz de la Casa de Rosalía de Castro, y por la tarde, la tradicional ceremonia de entrega del Premio Portapaz, en esta ocasión, a Paul Ríos, portavoz de Lokarri, Red Ciudadana Vasca por el Acuerdo, la Reconciliación y la Consulta, artífice de la Conferencia de Paz de Aiete, que dió paso al final definitivo de las acciones armadas de ETA, probablemente la mejor noticia del 2011.
Felicidades y gracias a todo el profesorado, al que sigue considerando que la Cultura de la Paz merece la pena, que los Derechos Humanos siguen de actualidad, que los valores cívicos y democráticos no son una moda, y que la convivencia escolar, se construye, la construimos, cada día, y todos los días, con las manos juntas, nunca alzadas, que diría Federico Mayor Zaragoza. Gracias.
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