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jueves, 8 de noviembre de 2012

"Todo fue un error, sé que hice mal", dice la joven que circuló en sentido contrario por la AP-9

La meañesa relató ayer a FARO que tiene el carné desde hace ocho meses, que nunca había ido sola a Pontevedra en coche y que jamás había conducido por autopista

 La meañesa de 18 años que anteayer martes circuló varios kilómetros por la AP-9 en dirección contraria declara que acabó en la autopista por un error y que luego, presa del miedo al sentirse perdida, "quise dar vuelta sobre mis pasos, y fue cuando circulé en dirección contraria por el arcén."

La protagonista, que accedió a hablar para FARO EN VIGO en su casa arropada por sus padres, no podía ayer evitar el llanto al recordar y tratar de explicar lo ocurrido. "Todo fue un error -asegura-. Ahora sé que hice mal, pero fue una reacción del momento al sentirme muy agobiada porque no sabía dónde estaba."
La joven, con apenas ocho meses de carné, explica que iba en el coche de su padre a Pontevedra, donde cursa un ciclo de Enfermería. "Era la primera vez que cogía el coche para ir sola a Pontevedra, porque antes había ido pero con mi madre, y únicamente conducía sola por aquí", afirmó en su domicilio.

Eran momentos antes de las ocho de la mañana, se metió en la Autovía do Salnés y a la altura de Curro tomó dirección Pontevedra por la carretera PO-531. "Pasé por delante del Bricoking, luego la rotonda y al cabo de unos metros me desvié hacia la izquierda pensando que aquel desvío me llevaba al puente de madera" (en referencia al de A Barca). "Pero me equivoqué -alega entre lágrimas-. Fue ahí cuando me metí en la autopista, y yo nunca me había metido en la autopista con el coche".

Su padre continúa el relato, diciendo que "tomó dirección a Santiago y al cabo de un tiempo se dio cuenta del error pero, en vez de continuar hasta la siguiente salida que era la de Curro, cogió miedo y dio vuelta en la calzada para regresar a Pontevedra: fue ahí cuando se metió en dirección contraria."

La arousana reconoce que no sabe cuántos kilómetros circuló por la AP-9 desde que decidió dar vuelta: "La verdad es que no lo sé. Los periódicos dicen que diez, pero a mí no me pareció tanta distancia". Reconoce que al poco de girar empezó a ser consciente de que iba hacia a Pontevedra circulando en dirección contraria "pero circulé en todo momento por el arcén, muy despacio, pegada todo lo que pude a las vallas de protección y con las cuatro intermitencias puestas" e insiste en que desde que entró en la autopista no sabía con exactitud donde estaba.

Sobre los accidentes que causó asegura que, a excepción de uno, no fue consciente de haber provocado otros. "De hecho -afirma su padre- nosotros no tenemos constancia alguna, ni por parte de la policía, de esos otros accidentes". La joven sí reconoce que un vehículo no la pudo esquivar: "Venía rápido, adelantando a un camión, y cuando llegó a mi altura me rozó, rompiendo uno de mis espejos, pero de hecho no sé ni si fue consciente porque continuó y no paró, de hecho ni rayó la carrocería de mi coche."
La joven logró ganar otra vez la salida de Pontevedra y acto seguido, ya ubicada, encontró la dirección y se dirigió al instituto para asistir a clase.

Fue durante la mañana cuando, ante las denuncias de varios automovilistas que se habían cruzado con ella y que aportaban incluso la matrícula del vehículo, la Guardia Civil se personó en su domicilio, preguntando en principio por su padre, que era el titular del coche. "Yo les expliqué que el padre estaba en casa -explica la madre de la joven-, pero que esa mañana no había cogido el coche y que lo había llevado nuestra hija a Pontevedra".

"Los agentes nos tranquilizaron diciendo que la niña estaba bien -continúa-, que no nos preocupásemos, pero que podía haber sido testigo de un accidente." La Guardia Civil se trasladó entonces al instituto pontevedrés , "donde ella -prosigue el padre-, consciente de que había hecho mal, dejó aviso en portería por si alguien la venía a buscar". "Cuando la localizaron -añade el progenitor- la trasladaron a dependencias policiales, donde le practicaron pruebas de alcoholemia y toxicología, pero todas dieron negativo". El padre de la joven añade que "todo se debió a un lamentable error. Lo más importante es que no ha habido muertos, porque pudo haber acabado muy mal."

La joven fue puesta al poco en libertad. Ahora se le imputa un delito contra la seguridad vial por conducción temeraria, con la obligación de comparecer ante el juzgado número 1 de Caldas de Reis, que es el que instruye el caso. "Los agentes nos dijeron que por su parte no iban a ir más allá -asegura el padre-, y nos reconocían que tras lo indagado ella no había tenido intención de causar daño, que todo se debió a una reacción de pánico."

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