Culebrón político en Barro: el histórico exalcalde del PP le ofrece la alcaldía al candidato del PSOE y le reta a no ser «miedicas»

José Antonio Landín, portavoz de XporBarro, a la izquierda, y José Sanmartín, candidato del PSOE en Barro Cedida

José Antonio Landín, a los 74 años y tras ganarle el pulso en las urnas al Partido Popular, del que se divorció, trata de evitar un pacto entre socialistas y el BNG, ganador de los comicios

José Antonio Landín, alcalde del PP durante décadas en Barro, tiene 74 años y una coleta que crece libre desde que su peluquero se negó a atenderle en la pandemia. Pero los que le conocen saben bien que el desmelene de Landín tiene más solera que el covid. Regidor desde 1983 al 2015 —salvo cuando estuvo inhabilitado tras una condena por prevaricación, que le dejó el cargo a su mujer— siempre hizo lo que quiso y nadie le tosió porque, a fin de cuentas, era una máquina de fabricar mayorías absolutas. Pero, cuando en el 2015 las urnas le apearon de la alcaldía, su carácter indomable, antes venerado, comenzó a molestar. Con la música del 28M ya sonando, hace unos meses, Landín y el PP se divorciaron de mala manera y él se presentó a los comicios como el verso suelto que en realidad siempre fue. A tenor de lo ocurrido el domingo, el mejor parado fue él, ya que logró dos actas de concejal frente a una del PP. Aunque asume que «la cosa fue de pena», ya que el BNG resultó la fuerza más votada —con cinco ediles— y el PSOE la segunda —con tres—, las urnas le avivaron su malestar con los nacionalistas, que le quitaron la alcaldía. Así que se ofrece como muleta para que el PSOE coja el bastón de mando.

El ofrecimiento de Landín suena a bravuconada —porque, para que el PSOE tenga la alcaldía, el PP tendría que apoyar la investidura, a lo que Landín dice que «pese a el PP y yo nos divorciásemos, por un hijo se hace todo, y el hijo es Barro»—, pero se ha convertido en culebrón por la reacción del líder del PSOE, José Sanmartín.

El socialista, que en el 2015 formó bipartito con el BNG, dice ahora que el alcalde frentista, Xosé Manuel Fernández Abraldes, no se portó bien. Y que si le apoya es a cambio de que le ceda la alcaldía al menos un par de años. Fernández Abraldes tiene claro que por ahí no pasa. Y Sanmartín, que se lo huele —no hablaron—, dice: «Pactar coa dereita sería crucificarme. Non lle vou pedir apoio. Pero, se o BNG segue tan soberbio, presentareime como candidato e se os outros grupos me apoian... ¿que lles podo dicir? Non é o que quero, pero o PSOE vai esixir a alcaldía». Landín, experto en ríos revueltos, echa leña: «El PSOE es la marca blanca del BNG y no se atreverá a coger la alcaldía. Son miedicas».

 

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