Ese fue el culmen de unos encuentros que se iniciaron en el último trimestre de 2006, concretamente en octubre, muy poco tiempo después de que Telmo Martín desembarcase en Pontevedra, procedente de la Alcaldía de Sanxenxo, con el objetivo de convertirse en el alcalde de la capital de la provincia. En esa primera reunión, celebrada en Madrid en la sede de Ence, hubo mucha sintonía y dedicación de tiempo por parte de Juan Luis Arregui, presidente del grupo, y se dio una curiosa circunstancia producto de la casualidad: Telmo Martín coincidió en las instalaciones con miembros de la plantilla de la pastera en Pontevedra, que se quedaron estupefactos tras ver al candidato del PP allí. De hecho, aún no se había hecho pública la ubicación alternativa para la nueva fábrica y nadie se esperaba que el líder 'popular' mantuviese negociaciones a ese nivel con la empresa.
Desde ese primer encuentro se celebraron ocho reuniones más y en todas estuvo Telmo Martín. Paralelamente, otras dos personas de la Administración pública estuvieron también en primera línea: el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, y el de Economía e Industria, Javier Guerra.
''Arregui ha jugado al gato y al ratón. Unas veces ha estado por la labor y otras no. La Xunta de Galicia ha sido muy generosa con Ence, al límite al que se podía llegar, pero él no se mueve'', señala una fuente conocedora de la negociación.
Ahora, con el órdago del empresario encima de la mesa, que incluye un rechazo frontal al traslado por considerarlo inviable técnica y económicamente, las posibilidades de la compañía de amarrarse a su emplazamiento actual pasan por dos opciones: prorrogar la concesión que finaliza en 2018 o conseguir que los terrenos afectados por Costas del Estado se adscriban al Puerto de Marín y pierdan así su carácter protegido.
En ese contexto entra de lleno el nuevo Gobierno del PP en Madrid, uno de los clavos a los que se agarra Ence, es decir, conseguir un cambio en la normativa o una moratoria que le permita continuar en la ría de Pontevedra. La posición de la Xunta del PP y la del grupo municipal es claramente contraria a que el complejo siga ahí, pero ¿y la del Partido Popular en Madrid, que es quien tiene la clave para propiciar una modificación legal favorable a la empresa? El PP local apuesta por que no va a haber fisuras con la imagen transmitida desde la llegada de Telmo Martín a Pontevedra. Tras su desembarco en la capital, el exalcalde de Sanxenxo informó a la dirección central del partido y, de hecho, se lo comentó personalmente al ahora inminente presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aunque queda por ver en qué medida podría afectar la crisis económica a la fortaleza de los posicionamientos de los responsables de Costas del Estado. Con ese factor también juega Ence.
La tercera opción sigue siendo la de negociar con la Xunta de Galicia el traslado a otro emplazamiento. ''Mientras haya tiempo para hacer una fábrica nueva antes de que termine la concesión, todo se puede hacer'', señala una fuente de la Administración autonómica. Y hasta 2018 aún quedan más de seis años.
¿Quién pagará la restitución del terreno a su estado original?
En caso de que la negociación con Ence llegase a buen puerto algún día, uno de los asuntos colaterales a definir sería cuál de las dos partes, empresa o Administración pública, asumiría el coste de recuperar para uso público el terreno en el que se asienta actualmente la fábrica. Hay que tener en cuenta, además, la autovía a Marín, que supondría un dique artificial en la ría.
El problema del emplazamiento alternativo
Dónde reubicar la fábrica es uno de los grandes problemas que presenta la negociación. Las tres opciones planteadas en los contactos con la empresa podrían ser adecuadas técnicamente e, incluso, ser del agrado de la empresa y de la Xunta, pero Ence arrastra consigo una fama que dificulta su aprobación por parte de los habitantes de la zona a la que se debería trasladar.La crisis favorece un cambio en ese punto de vista, porque la inversión sería millonaria y una planta nueva mejoraría aun más las emisiones al medio ambiente, que se han reducido notablemente en los últimos años gracias al esfuerzo de la empresa.
La oferta de Telmo Martín implicaba que el Pleno del Concello en el que se ubicaría la planta debería aprobar la medida y, en el caso de Pontevedra, se incluía, además, la convocatoria de un referéndum popular que debería dar el visto bueno a la iniciativa.
El caso de Cotobade ya se puso sobre la mesa durante el bipartito junto a otras opciones. Un estudio del BNG barajaba el municipio (entonces con el socialista Manoel Loureiro en la Alcaldía), Cuntis y Barro-Meis. Ninguno de los concellos vio con buenos ojos la idea. El alcalde de Barro, José Antonio Landín, del PP, que aún sigue en el cargo, llegó a amenazar con paralizar el polígono si se concretaba la idea. En Cotobade hay ahora un alcalde del Partido Popular, Jorge Cubela, pero eso, dados los antecedentes, no garantiza nada.
Lo que sí podría ofrecer un factor nuevo para completar el puzzle sería un acuerdo de la Xunta con Elnosa, que se ha mostrado dispuesta a negociar para reubicarse en la comarca. Eso podría favorecer un entendimiento con Ence, pero en esta larga partida de póker a la que aún le quedan muchos capítulos por escribir nada se puede dar por seguro.
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