Llueva, granice, truene o, como es el caso, el sol
luzca imponente en el cielo, las huertas y los campos de la comarca de
Pontevedra tienen que seguir cuidándose y manteniéndose. La uva y el
maíz son, sin duda, los cultivos más repetidos y numerosos de nuestras
tierras.
Recorriendo en coche la comarca, no es difícil otear a
izquierda y derecha cientos de metros cuadrados de plantaciones de
maíz. Un cereal que ha vuelto a ser plantado masivamente en los últimos
tiempos debido a su crecimiento y a los rápidos beneficios que puede
otorgar a su dueño.
La crisis pegó duramente en el campo, y los ganaderos
se vieron obligados a volver a plantar maíz debido a su uso como pienso
para sus animales, ya que la compra del artificial, aún siendo más
cómodo, era, obviamente, mucho más caro. «Máis traballo
require, pero é que ao final compensa. Se te fixas, verás que todo o
mundo volveu plantalo. En Cuntis, A Estrada ou Moraña case é o único que
hai nas leiras», señala Dolores, vecina de Troáns, en Cuntis. En
su finca, «o millo» ya se eleva por encima de su propia altura y
comienza a espigar. Tocará esperar aún unos meses para recogerlo.
La Festa do Viño de Barro no es una casualidad. Sus
tierras se han adaptado perfectamente a alimentar a la uva, aunque sus
viticultores se vean un poco como una especie de peligro en extinción.
Javier Cancela, vecino de la zona, cuida con mucho mimo las uvas que en
septiembre darán una parte del afamado albariño de nuestras Rías Baixas.
«A uva é moi difícil de coidar. Hai que protexela da
humidade, de enfermidades... Mira, a miña está ben, pero a do meu socio,
a poucos metros, pillou algo e non se sabe por que. Estaba tan atento
coma min», explica el viticultor. «Da moito
traballo, e, a verdade, non vexo que os nosos fillos estean moi
interesados en seguir traballando coma nós. O tempo dirá». Espera unos 3.000 kilos de uva esta temporada. Todo apunta a un buen año para su cosecha.
En el propio concello de Pontevedra, Alfonso Leal,
jubilado, ve en su huerta una vía de escape y una manera de seguir
trabajando y disfrutando del día a día. Los pimientos de padrón, los
puerros y las cebollas asoman sobre la tierra. Las judías ya están
listas para recoger, y el pontevedrés dice que estos días se dedicará a
ello.
«É unha maneira de manterte activo e de usar a terra para algo, e non para que simplemente medre a herba», señala Alfonso. «Na
miña parcela, somos tres as persoas que a traballamos. É para nós, non
se trata de vender o que sementamos, pero está moi ben poder ter a man
produtos da casa».
Con el sol a la espalda, el cuidado de los campos se
hace más cansado, pero la satisfacción de obtener algo propio parece
compensarlo. Es raro él que se dedique exclusivamente a ello, y muchas
de las plantaciones son minifundistas, suficientes para una familia o
para mantener a los animales que guardan en sus cuadras. Una
autosuficiencia trabajada y bien lograda.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/pontevedra/2016/07/30/crece-comarca/0003_201607P30C4991.htm
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