Pontevedra está enclavada en una comarca muy rica  an yacimientos arqueológicos. Solo en lo que se refiere a arte rupestre  al aire libre, se calcula que en entorno de la capital provincial  -desde Cotobade hasta A Lama, pasando por Campo Lameiro, Marín, Ponte  Caldelas, Barro o Poio- alberga aproximadamente el 60 % de los vestigios  que se conservan en toda la Península Ibérica.
El propio municipio capitalino no es una  excepción, y cuenta con nada menos que 85 elementos arqueológicos  catalogados en el inventario oficial de la Xunta de Galicia. Pero se  piensa que «posiblemente hai moitos máis», según indicó ayer el concejal responsable de Patrimonio Cultural, Luis Bará.
Este destacó que solo en los últimos meses se han  comunicado en el Concello nada menos que diez nuevos descubrimientos en  este campo. Bará no quiso concretar mucho más, ya que los restos tienen  que pasar un complejo proceso para certificar su autenticidad. El  Concello recoge el aviso del hallazgo -en su mayor parte procede de  comunidades de montes- y lo traslada a la Xunta de Galicia. Son los  técnicos de la Consellería de Cultura quienes tienen que certificar que  los restos merecen ser incluidos en el catálogo patrimonial y optar, por  lo tanto, a algún tipo de protección.
Bará apenas explicó que se han localizado  vestigios inéditos en parroquias como Mourente, Salcedo, Campañó o  Lourizán, y que entre los hallazgos hay petroglifos, mámoas, e incluso  lo que pueden ser los restos de una torre defensiva medieval, localizada  en la ladera del monte Castrove.
Bará, que ayer presentaba el  Plan de Patrimonio  Cultural de las parroquias del rural pontevedrés, destacó que esta  insólita cascada de avisos de hallazgos «revela un  cambio de actitude da sociedade en relación ao patrimonio cultural. Ata  hai ben pouco se pensaba que este tipo de cousas soamente lle  interesaban aos expertos; agora, xa existe unha implicación de moita  máis xente».
Otro ejemplo que citó en este mismo sentido es un  escrito del CEIP Carballeira, en Lourizán, que ha solicitado al  Concello la restauración de unos petroglifos localizados en el interior  del recinto escolar.
Precisamente, fomentar la puesta en valor de  todos los elementos que forman parte del patrimonio cultural es uno de  los objetivos primordiales del plan presentado ayer por el Concello, que  tendrá una vigencia de cinco años y para el que Bará pretende «movilizar  recursos técnicos, materiais e económicos contando con distintas  institucións, programas europeos e, incluso, a implicación das entidades  sociais que poden achegar outro tipo de colaboracións que non sexan  diñeiro».
El plan incluye varias áreas de trabajo: el  desarrollo de una línea estratégica común y de actuaciones en zonas  concretas; la catalogación y proyección del patrimonio cultural; su  conservación y restauración; sensibilización y divulgación; y, por  último, promover un aprovechamiento socioeconómico, ya que  Bará  defiende «a necesidade de que todo este patrimonio  supoña un retorno económico para o municipio ao incrementar as visitas; e  ao tempo aumente o orgullo e a autoestima».
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