A Muiñada de Barosa: Lugar de reposo para peregrinos, deportistas y turistas

camino.

Pasada la localidad Barro y su preciosa corredoira,en la cual su amigo temió perdérsela por si estaba inundada por las lluvias,pero ¡que va!!,pasamos perfectamente ya que cuando la reformaron hace un año dejaron el firme casi como el de una acera y evacua el agua que da gusto.Yo la prefería antes,cuando era más salvaje..

Quise que no perdieran bajo ningún concepto una maravilla cercana al camino que muchos se pierden por no saber de su existencia:

Las cascadas y molinos de Barosa.

Pedalseronia y su amigo,compañeros de viaje desde Lisboa.

Con estas lluvias el agua bajaba abundante y veloz de la montaña...

¡Qué mejor lugar para hacer un pequeño alto en el camino y tomar algo!... en vez de algún aburrido bar de ciudad.

En Barosa .

Tomamos unos cafés en el Molino-Bar de las cascadas,por cierto,ellos no sabían que
¡allí sellan credenciales!

frente al bar Muiñada de Barosa.

Rato después el amigo Pedalseronia no quería moverse de allí jajajaja...no me extraña en absoluto.

Continuamos camino hacia Caldas con las respectivas credenciales selladas y llegamos a los pocos kilómetros al albergue de peregrinos,ubicado junto a un bonito e histórico puente romano.

Una vez comprobado que pillaran plaza en el albergue fue ya momento de despedidas.
Algo que siempre causa algo de tristeza aunque acabes de conocer al bicigrino.

Nos veremos amigos!!...¡BUEN CAMINO!

Volví a Pontevedra por el mismo camino,pero de una forma más veloz si cabe.

Parece mentira,pero me sentí solo cuando volví a recorrer la corredoira,aunque fue una sensación fugaz.