El intenso calor de las últimas jornadas trajo los primeros incendios forestales de importancia al municipio y la comarca. Aunque finalmente no revistieron una especial gravedad, al poder ser controlados, en dos de ellos, en la parroquia pontevedresa de Campañó y en el municipio de Poio, las llamas se aproximaron a zonas habitadas y en un tercero, en el limítrofe concello de Barro, el fuego se acercó a dos fábricas.
Fue esta circunstancia –la proximidad de viviendas y negocios– la que extremó la atención de los servicios antiincendios y la que convirtió el embalse del Pontillón de Castro en la referencia de los medios aéreos que intervinieron en los trabajos de extinción. Los helicópteros cargaban agua en la presa mientras que las avionetas se desplazaban hasta la ría.
Fue esta circunstancia –la proximidad de viviendas y negocios– la que extremó la atención de los servicios antiincendios y la que convirtió el embalse del Pontillón de Castro en la referencia de los medios aéreos que intervinieron en los trabajos de extinción. Los helicópteros cargaban agua en la presa mientras que las avionetas se desplazaban hasta la ría.
En la parroquia de Campañó, el incendio forestal registrado en la mañana de ayer afectó a monte bajo y en ningún momento puso en peligro las viviendas cercanas. Aún así los bomberos se desplazaron hasta el lugar por si era necesaria la intervención de un equipo experto en rescate de personas.
Por su parte el incendio en Combarro también pudo ser sofocado con relativa facilidad, lo que no impidió que la preocupación se extendiese entre los vecinos que recordaban la tragedia del verano del 2006 cuando el fuego sí cercó núcleos habitados y puso en riesgo a personas y propiedades.
La situación fue más complicada en la zona de San Antoniño, en el limítrofe concello de Barro, en donde el incendio fue de mayores dimensiones y ya por la tarde, cuando las tareas de extinción se complicaban por el viento que reavivaba el fuego cuando aparentemente estaba sofocado.
Las brigadas del servicio de lucha contra el fuego de la Xunta estuvieron reforzadas por cuadrillas de León y de Allariz (Ourense) y contaron con el apoyo logístico de seis avionetas, cinco helicópteros y camiones cisterna.
En este caso dos plantas industriales estuvieron cerca del fuego, preocupando de manera especial la proximidad de un incendio a una fábrica de hombreras debido a la acumulación de espuma y material altamente inflamable en su interior.
A pesar de que el incendio que empezó en Portela quedó bajo control a media tarde, el operativo siguió en la zona para asegurarse de que las llamas no se reavivaban con el aire.
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