En casi año y medio de obras, la zona está absolutamente desconocida al haberse explanado una tremenda superficie que va desde el área en el que se sitúan las cabinas del peaje de la AP–9 y que suprimió un kilómetro de la propia autovía de O Salnés.
Es de subrayar que la empresa ha contado este año con unas condiciones meteorológicas espléndidas, por las escasas lluvias, lo que ha contribuido a acelerar los trabajos de ejecución de este proyecto, en el que la Xunta empeña cerca de cincuenta millones de euros.
A la vez se han construido al menos tres de los falsos túneles por los que se distribuirá todo el tráfico rodado que en el futuro cruce por este nudo.
Esta infraestructura, como se sabe, va a suponer la conexión de todas las vías de la comarca, de las cuales tres son de alta capacidad y al menos otras cuatro de la red principal. En concreto une la autopista, la actual autovía do Salnés, la futura autovía de Vilagarcía, los accesos al polígono industrial, así como la C–531 y carreteras secundarias de los municipios de Meis y Barro, fundamentalmente.
Entre el lunes y ayer comenzó la instalación de uno de los viaductos, y han quedado asentadas tres de las vigas horizontales sobre los pilares que se han ejecutado en los últimos meses en la zona.
Con la colocación de estas tremendas vigas empieza a entenderse cómo va a quedar la línea que sobrevuela el enlace, a la vez que ya permite atisbar la inmensidad del macroproyecto.
En esta primera actuación es donde nace la que va a ser la autovía de Vilagarcía, pues además del scalextric se incluye un pequeño tramo de dos kilómetros aproximadamente de la futura carretera de alta capacidad.
La idea es culminar el proyecto hasta el llamado enlace de Costa, con el fin de que luego se desarrolle la segunda fase del proyecto, hasta el actual nudo de Godos, donde el tráfico ya empata con las circunvalaciones norte y sur de Vilagarcía.
Más información de la noticia en el Faro de Vigo.
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