Llegaron tarde este año, un par de semanas, pero finalmente las cerezas se presentan como el manjar que marca el final de la primavera. En apenas veinte días, el verano tomará posesión y, quizás, el buen tiempo pase a ser algo permanente. Los profesionales de la cereza y su venta, han llegado al mismo tiempo que la fruta, asentándose a pie de carretera, a lo largo de la comarca.
Manuel Bravo levanta su puesto temprano, a las 9 de la mañana. Suele abandonarlo unas doce horas más tarde, a eso de las 21 horas. Peina los 33 años, aunque solo lleva dedicándose a esto unos pocos, entrando en el negocio a través de su actual pareja. Ella también vende cerezas, pero en otro punto de la comarca, en la carretera de Vilagarcía.
A Manuel le ha tocado vender en el municipio de Barro, poco después del cruce que lleva a la cascada de A Barosa. Un cartel anuncia su presencia, y a pocos metros en una zona de fácil aparcamiento tiene su jaima. Llueva o claree, allí espera pendiente de conductores y caminantes.
«É un traballo no que pasas moitas horas, pero ao ser só tres meses ao ano, tes que sacarlle partido», narra Manuel. «Trátase dunha empresa dedicada a isto, non é venta ilegal. Tanto é así que veñen inspectores ou Guardia Civil e ven como todo está en regra».
Aunque sea un trabajo rutinario, con los años han ido apareciendo ciertas novedades, como el imparable crecimiento que ostenta el Camino portugués, que atraviesa Barro de sur a norte. Una parte de esta ruta pasa enfrente del puesto, y la oportunidad de coger una caja de cerezas para la caminata es, cuanto menos, tentadora. «Cada ano pasan máis peregrinos e algúns ven unha boa oportunidade poder facerse cunhas cereixas para a viaxe», explica el vendedor. «Na práctica non supoñen a maioría das vendas nin moitos menos, pero son un extra a ter en conta. A xente que para un momento, compra ou curiosea, e segue a viaxe, é a norma».
Muchos de los clientes que paran son fijos, y cada semana hacen su peculiar compra en este punto. Otros ya son conocidos de año tras año, y dicen que las de esta temporada vienen riquísimas.
Curiosamente, a unos kilómetros, cerca de la discoteca la Luna, también se erige otro puesto de corte similar al de Manuel. La competencia no abunda, pero existe, aunque parece que cada uno tiene sus clientes ya estipulados y apalabrados, y no depende tanto del precio, sino de la confianza que depositan en el vendedor. Aquí la labia supone mucho. Por otro lado, también hay algunos puestos que no están regulados por ley y carecen de ningún permiso o situación legal.
De momento, como cada año por estas fechas, las cerezas vuelven por tres meses a la carretera, como un clásico atemporal.
Desde hace una semana, la venta ambulante de esta fruta se presenta de nuevo en varios puntos de la comarca
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/2016/05/31/carretera-recupera-sabor-cereza/0003_201605P31C8992.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario