Barro solo dispone de dos licencias, señal del tambaleo de una profesión que la crisis azotó de lleno
La ciudad de Pontevedra cuenta con más de noventa
licencias de taxi repartidas entre dos empresas diferentes. Alrededor de
su ayuntamiento, el número desciende radicalmente. En casos como el de
Barro, a cifras llamativas: solo dos taxistas para atender todo un
municipio. Fue un sector castigado por la crisis, y que sigue en una
constante cuerda floja. Cada taxista tiene su propia versión sobre lo
ocurrido.
En el núcleo de San Antoniño, Barro, la parada se
encuentra justo al lado del antiguo Concello. Normalmente está vacía.
Sus dos trabajadores suelen ejercer su labor de chóferes en algún lado,
por eso el teléfono móvil les es indispensable.
Pablo Castro estuvo trabajando como taxista en
Pontevedra, antes de llegar a Barro. Reconoce que es una manera
diferente de trabajar, con otros clientes y otros trayectos, aunque al
haber tan poca competencia, puede permitirse decir «que pode vivir disto».
«Traballo todos os días», narra el taxista. «É
o que hai que facer para poder sacar un soldo porque a crise notouse
moito durante estes últimos anos. Agora todo o mundo ten a alguén que
non traballa e o pode acercar. Falo dun neto, un fillo, un irmán...».
Beatriz García es la única competencia de Pablo,
aunque la mujer reconoce entre risas que se llevan bien. Son muchas
horas viéndose. Por las tardes no aparca su vehículo delante de la vieja
casa consistorial porque dice que «non hai vida a partir do mediodía». Eso sí, el teléfono siempre encendido y con él encima, para atender cualquier llamada o urgencia que pueda surgir.
«Eu son feliz nesta profesión», dice la chófer. «Cheguei
de casualidade, tras morrer meu pai e eu asumir os papeis do taxi
mentres estudaba. Despois de 18 anos, aquí sigo, traballando».
Dice que lo peor de la crisis ha pasado y que
últimamente vuelve a vivir mejor del negocio sobre ruedas. Eso sí,
además de la crisis, otro factor que notó en su día fue la creación de
la receta electrónica. «Antes sempre había traxectos os luns, mércores e venres, para a consulta. Agora xa non se ven tantos».
Ambos hablan de unos clientes en su mayoría jubilados
o de la tercera edad, aunque no podrían establecer un porcentaje.
Beatriz también nota el crecimiento del Camino de Santiago, al recibir
llamadas de peregrinos que se han lesionado o cansado en extremo y
requieren de sus servicios para llegar hasta el centro médico, el
albergue municipal o la siguiente parada del Camino, Caldas.
Pocos clientes, muchos taxis
En Cuntis la situación es un poco más complicada. Los
taxistas reconocen que ha habido tiempos mejores, pero que quizás sean
demasiados para la oferta real que existe en la zona. Con todo, la villa
termal es un lugar con mucho más movimiento debido al turismo de
balnearios y los desplazamientos habituales entre Moraña y Caldas.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/pontevedra/barro/2016/06/07/dos-taxistas-solo-municipio/0003_201606P7C8992.htm
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